Recuperar la ilusión para Barcelona
Llevo diez años trabajando fuera de Barcelona. La imagen que se tiene de nuestra ciudad en el extranjero se basa en aspectos relacionados con el ocio, el turismo, el buen tiempo, la comida, la arquitectura y el fútbol. Sin embargo, Barcelona ofrece muchos otros atractivos, tan valiosos o más y que deberían contribuir notablemente a nuestro progreso. Es necesario buscar y potenciar los factores que incentivan a los inversores extranjeros a establecerse en nuestra ciudad, para beneficiarnos de la correspondiente inyección de talento y de las posibilidades que traerán en puestos de trabajo de alta cualificación, así como de la riqueza asociada.
Me gustaría compartir un par de experiencias personales al respecto: en 2006 una compañía multinacional con sede en París me propuso reconvertir o incluso cerrar una empresa dedicada a la fabricación de faros y pilotos para coches. Me encontré un equipo desmotivado, unas pérdidas elevadas y un bajo nivel de proyectos futuros. Tuvimos que reducir y ajustar el número de trabajadores y empezamos a invertir en tecnología, diseño, calidad e innovación. El resultado fue inmediato e inyectamos ilusión: la actitud del equipo cambió de la noche a la mañana y el mercado lo percibió. Transcurridos cinco años, éramos líderes mundiales, teníamos más de 11.000 trabajadores, entre ellos 2.000 ingenieros, y nos convertimos en un centro de tecnología a nivel mundial, además de contar con unos resultados exce- lentes.¿Dónde está nuestra ilusión? Nos ponemos límites nosotros mismos, sin llegar a ver las inmensas posibilidades que nos ofrece el mundo. ¿Por qué no convertir la zona metropolitana de Barcelona, esa otra Barcelona que va de Sitges a Mataró, en el Silicon Valley europeo? Tenemos el talento, la fuerza, la situación geográfica perfecta y la cultura emprendedora para conseguirlo.
En 2012 en otra multinacional, esta vez con sede en Munich, importé a algunos miembros españoles para que se incorporaran al equipo alemán, porque contratar a un alemán cualificado significaba esperar un plazo de entre 6 y 9 meses (debido al tipo de contrato) y necesitaba cambios rápidos en el equipo directivo. Conseguimos forzar el cambio con un nivel extremo de flexibilidad y dedicación y una reorientación radical del negocio. Hoy ya disfruta de buena salud y resultados aceptables.
Traigamos a Barcelona esas centrales de operaciones europeas. Tenemos profesionales de alto nivel, con una flexibilidad máxima e inmediata incorporación. Pero necesitamos mejorar nuestro atractivo: en conceptos como welcome-support, coste de alquileres, impuestos, idiomas y subvenciones no nos encontramos en primer lugar a nivel europeo.
Todos queremos que nuestra ciudad, en diez años, recupere la ilusión y sea un gran hervidero de diseño, innovación, investigación y negocios, basado en una enorme cantidad de talento local y extranjero localizado aquí. ¡Miremos lejos y hagamos que pase!
Tenemos el talento, la fuerza y el lugar apropiado para ser el Silicon Valley europeo