Salvaje oeste sobre ruedas
La trifulca a tiros en un bar de Waco se produjo por la irrupción de los Cosacos con los emblemas territoriales de los Bandidos, que asumen el poder de las bandas en Texas
ENueva York. Corresponsal l lema de los Bandidos es un aviso. “Somos esa gente sobre la que tus padres te advirtieron”. Otro trazo de su idiosincrasia se resume así: “Dios perdona, los Bandidos no” .
Este colectivo de adoradores de las Harley, del asfalto y la chupa de cuero, por lo general blancos y racistas, exhiben mucho orgullo al definirse como “los más malos de los malos”.
A esa parafernalia hicieron oídos sordos los Cossacks, los Cosacos, no menos entusiastas de sus caballos de dos ruedas y la estampa de proscritos. El pasado domingo irrumpieron sin invitación previa en el bar Twin Peaks de Waco (Texas).
En este establecimiento, un bikini bar porque sus camareras lucen ligeras de ropa, se había convocado una reunión de la confederación de clubs –odian el término gangs o bandas–, en la que los Bandidos son los que mandan. Los Cosacos, cuyo eslogan proclama “nos cuidamos a nosotros mismos”, se presentaron en el lugar sin cita y exhibiendo los emblemas y logos que representan el dominio y el control en el Estado de Texas. Una provocación para los otros, que se consideran los amos del territorio y lo que conlleva, aseguran los expertos, en cuanto al control del tráfico de drogas. Que ellos niegan.
Los Bandidos defienden su supremacía. Cinco miembros fueron arrestados en el 2012 por atacar a motoristas de otros grupos que se atrevieron a mostrar “sus colores” sin permiso.
La autoridades texanas ya se habían percatado a principios de este mes de la animadversión creciente entre las dos pandillas. Se temían que algo sucedería este 17 de mayo. Pero no tanto. No se esperaban un combate a lo salvaje oeste. En la refriega fallecieron ocho cosacos y un bandido, de los que, al parecer, cuatro cayeron por el fuego de la policía. El sargento Swanton reiteró ayer que, sintiendo el acecho de los uniformados, los dos enemigos se aliaron contra los agentes.
Siete de los 18 heridos continuaban ayer ingresados. El juez ha impuesto una fianza de un millón de dólares a cada uno de los 170 detenidos, que afrontan un delito de crimen organizado, con una sentencia que podría ser incluso la pena capital.
La imagen de la cultura motera emergió en 1947 cuando una carrera en Hollister (California) acabó en dos días de disturbios sangrientos. Al año siguiente se fundó la banda más famosa y multinacional, los Án- geles del Infierno, a quienes los Cosacos rinden honores.
Este último grupo surgió en Texas en 1969, algo después de la creación en el mismo estado de los Bandidos. Estos nacieron en Houston, en 1966. Su alma máter fue Donald Chambers, un airado veterano de la guerra de Vietnam. Para el nombre se inspiró en los revolucionarios mexicanos y colocó una espada y una pistola en su emblema. En 1972 le condenaron a una doble cadena perpetua por el asesinato de dos traficantes en El Paso.
Hoy se cuentan unos 900 entre sus herederos en Estados Unidos, y hasta 2.500 en trece países, indica el Departamento de Justicia. Interior los pone en la misma lista que a los Ángeles del Infierno, la mafia, las tríadas chinas o la yakuza japonesa.
Los Bandidos creen que los Ángeles del Infierno –el colectivo mayoritario– son unos “blandos”. Pero los Cosacos piensan que sus rivales texanos son unos trasnochados, unos integrados en el establishment.
El juez impone un millón de fianza a cada uno de los 170 detenidos en la pelea que dejó 9 muertos