La Vanguardia (1ª edición)

El caudillo de Marinaleda

Sánchez Gordillo será el único alcalde andaluz con más de 40 años en el poder

- Sevilla

Elecciones municipale­s muy especiales en Marinaleda. El municipio sevillano, conocido en el mundo gracias a su alcalde, Juan Manuel Sánchez Gordillo, tiene la sensación de que asiste a un cierto final de ciclo. No porque se ponga en cuestión el triunfo de su mesías particular, sino porque ya nada parece ser como antes. Gordillo ganará por décima vez consecutiv­a y se convertirá en el único alcalde andaluz que se mantiene en su puesto desde las primeras elecciones democrátic­as de 1979. Pero lo hará en medio de varias paradojas. La primera es que el alcalde eterno encabeza la lista de la Candidatur­a Unitaria de Tra- bajadores-Izquierda Unida (CUT-IU) cuando el grupo de Gordillo, la CUT, abandonó IU en febrero en medio de una gran polémica. Entonces, partido jornalero se oponía a la política de pactos de IU con el PSOE.

La segunda paradoja es que Gordillo no quiere seguir como alcalde. No le apetece. Está cansado. Al menos eso es lo que anunció el año pasado cuando el Constituci­onal avaló la ley Electoral andaluza, que establecía la incompatib­ilidad entre los puestos de parlamenta­rio y de alcalde. Sánchez Gordillo eligió seguir como diputado autonómico aunque quince días después rectificó y, en el último minuto, sin dar explicacio­nes, se quedó en el Ayuntamien­to.

El cansancio de Gordillo hacia Marinaleda es paralelo al del pueblo hacia su alcalde. Acostumbra­do a ganar todas las elecciones con un 70% de los electores, IU únicamente sumó el 43% frente al 29% de Podemos en los últimos comicios autonómico­s. En todo caso, la victoria de la izquierda es segura en Marinaleda. La única vez que el PP logró un concejal fue en 1999. Un joven de la localidad, Antonio Borrego, sumó 199 votos. Borrego era administra­tivo en Sevilla y todos los fines de semana acudía a su pueblo para ayudar a su padre en las labores agrícolas. En estas elecciones el PP presenta como candidato a Miguel Rangel, un arquitecto que vive en Sevilla y que no ha nacido en el pueblo, al que acude un par de veces por semana, un cunero de libro. El resto de la lista electoral también lo es. Lo mismo sucede en otros pueblos de la Sierra Sur sevillana, como Gilena, Martín de la Jara o Casariche, donde los candidatos del PP tienen que ser reclutados fuera. En varios, los populares tienen serias dificultad­es para completar las listas con candidatos que tengan un cierto peso político.

¿Por qué se presentan entonces? Rangel señala que aunque sean pocos, los habitantes de Marinaleda tienen derecho a poder votar a un proyecto como el suyo. El candidato popular necesitará unos 200 votos para sacar su acta de concejal. En el 2012, en pleno tsunami azul, 222 lugareños se inclinaron por el PP. Potencial existe, al parecer, aunque en las autonómica­s cayeron a 138. Más fieles son los votantes de Vox. El partido de la derecha sumó tres votos en los comicios europeos del 2014. Los mismos tres votos que ha mantenido en las elecciones del pasado 22 de marzo. Fidelidad a unas ideas.

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RAÚL CARO / EFE Juan Manuel Sánchez Gordillo es el alcalde eterno de Marinaleda

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