La hora de los matemáticos
Albert Einstein se admiraba de que las matemáticas, en cuanto producto del pensamiento humano independiente, se adaptaran tanto y tan bien a los objetos de la realidad. Esto fue siempre así. Pero quizás antes no se constató de modo tan extensivo como se constata en la actualidad. Los matemáticos son reclamados ahora en los más diversos sectores profesionales. Desde distintas posiciones y con diversos procedimientos, contribuyen al progreso de la actividad bancaria, de la informática, de los transportes, del marketing, de la logística o de la biología, entre otros muchos ámbitos. El desarrollo científico y tecnológico de nuestra sociedad así lo ha propiciado. De tal manera que la de matemático es, junto a la de especialista en estadística, la profesión que registra una menor tasa de paro. Esto es lo que sucede hoy por hoy en España. Y no sólo en España: también en otros países occidentales como Estados Unidos.
Las matemáticas son para muchos estudiantes de enseñanza secundaria el principal escollo de su programa educativo. El componente abstracto y los procedimientos deductivos propios de las matemáticas se convierten para demasiados alumnos en un muro infranqueable. Y, sin embargo, quienes logran superar sus primeros niveles de dificultad y se familiarizan con su lógica y sus mecanismos se convierten, a menudo, en entusiastas de esta disciplina.
Tradicionalmente, las matemáticas se han considerado como unos estudios con un limitado abanico de aplicaciones laborales, principalmente centradas en la docencia. Ahora, como vemos, las cosas son distintas. Pero tanto antes como ahora, e independientemente de las oportunidades que surjan en el mercado del trabajo, el ejercicio matemático contribuye como pocos a estimular y ordenar la actividad cerebral de cualquier persona que las practique. No en balde las matemáticas requieren disciplina, método y rigor, pero también iniciativa personal; y requieren razonamiento lógico, pero también creatividad. Son motivos de peso, más allá de los pragmáticos, para que desde la Administración se fomente el estudio de las matemáticas y para que los estudiantes las afronten con el mayor interés.
Empezamos con Einstein y acabaremos con una cita suya que ilustra, a un tiempo, las dificultades que experimentan con las matemáticas los primerizos y el largo recorrido que tienen por delante quienes se entregan a ellas. “No te preocupes por tus problemas con las matemáticas –le dijo el padre de la teoría de la relatividad a un estudiante–: los míos son mucho mayores”.