Vieja estructura, nueva piel
Barcelona rehace sus mercados, sin prisa pero sin pausa. Algunos, como el de Santa Caterina, propiciaron una renovación total, gracias a unas instalaciones deterioradas y al ímpetu de Enric Miralles, que puso en pie una nueva estructura y una cubierta ondulante, convirtiendo aquel equipamiento obsoleto en una de las obras más vistosas de la ciudad. Otros, como el del Ninot, presentaban una estructura metá- lica potente y en relativas buenas condiciones, lo que aconsejó al arquitecto encargado de la reforma, en este caso Josep Lluís Mateo, conservarla.
Esta primera decisión ha determinado el carácter y la secuencia de la reforma, que se divide en cuatro partes. La primera fue sanear dicha estructura y dotar al mercado de un nuevo cerramiento, de una nueva piel, donde se combina el ladrillo preexistente con lamas de acero. La segunda, excavar tres niveles para ubicar un aparcamiento y un supermercado subterráneos, así como zonas de descarga, mientras se mantenía la estructura flotando sobre pilotes. La tercera, habilitar un gran vestíbulo en la fachada de Mallorca, que da acceso a dos niveles, el de los puestos y el del supermercado. Y, la cuarta, ordenar los puestos de venta y reunir los servicios en cubierta.
En lo referente a la volumetría exterior, el Ninot sigue siendo lo que era, si bien ahora revestido con unas lamas metálicas que lo acercan al siglo XXI. Y, más importante que eso, propician una iluminación natural tamizada de su interior, dado el dibujo y la orientación de sus perforaciones, distintos en cada fachada, para captar mejor la luz de cada hora del