Adiós a las motos
Honda, Yamaha, Derbi, Piaggio y Suzuki. Es la lista de los fabricantes de motocicletas que en los últimos años han deslocalizado su producción desde España (la mayoría desde Catalunya) al exterior. A esa lista de cadáveres industriales (siguen operando comercialmente en el país) se puede añadir en las próximas semanas Gas Gas si no se consigue un acuerdo entre los accionistas israelíes y la Generalitat para reflotar una empresa que no fabrica ni una sola moto desde enero.
Las alternativas que ahora se abren a Gas Gas son dos: o conseguir el citado acuerdo o vender la unidad productiva. Fuentes próximas a la empresa aseguran que en caso de que se venda la unidad productiva la plantilla podría reducirse a la mitad desde los 93 trabajadores actuales. Por lo tanto aunque Gas Gas se salvara in extremis sería con una dimensión menor. Son 400 las familias que viven de forma indirecta de la actividad de la empresa de Salt.
La Generalitat ha previsto en su estrategia de futuro un plan específico para “fomentar la industria de las motocicletas”. CC.OO. cree que la estrategia pública ha sido errónea por permitir que se fueran los grandes fabricantes. Desde el clúster de la moto –que agrupa a 53 socios que dan empleo a 1.200 personas– se defiende que “no estamos tan mal” y reclama la atención por las marcas que aún producen como Rieju u otras más pequeñas como Montesa (Honda), Vertigo o ByeBike.
Lo único que no ofrece discusión es que mientras el sector de los coches en España vive una época dorada con una llegada continua de nuevos modelos a las plantas de producción, el de las motos es hoy marginal.