La UE intenta no molestar a Moscú en su cumbre oriental de Riga
La que comenzó ayer en Riga puede ser una cumbre de transición para la Asociación Oriental, el proyecto que desde el año 2009 reúne a la Unión Europea y a las ex repúblicas soviéticas de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania.
Un año y medio después de que la última cumbre, en Vilna, terminase degenerando en el conflicto de Ucrania, hay que tener en cuenta cómo reaccionará Rusia a cualquier movimiento, aunque oficialmente no se quiera reconocer. El desafío para la UE está en que el proyecto no se frene y que se puedan reforzar los lazos tanto con los países del Es- te más proeuropeos como con los que prefieren mantener buenas relaciones con Moscú.
La UE sigue responsabilizando a Rusia de la guerra en el este de Ucrania y condenando la anexión de Crimea. “La UE no permitirá nunca que un tercer país le dicte la política hacia otros países”, dijo un alto funcionario de la UE. Pero reconoció que la situación ha cambiado respecto a noviembre del 2013. El entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukovich, renunció al acuerdo de asociación con la UE. Eso provocó graves protestas que desembocaron en su expulsión del poder, la anexión de Crimea por Rusia y la guerra en el Donbás.
“En el futuro, sin embargo, actua- remos con más cuidado en lo que se refiere a Rusia. Tal vez antes no hubo suficiente cuidado, suficiente explicación o suficiente diálogo”, reconoció.
La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a la cumbre tranquilizando también a Moscú. La Asociación Oriental “no es contra Rusia”.
Las ex repúblicas soviéticas también notan que el conflicto con Moscú ha cambiado las cosas. Azerbaiyán parece perder interés, y su presidente, Ilham Alíev, no ha viajado a Riga. Bielorrusia y Armenia ya forman parte de la Unión Euroasiática que lidera Rusia. Ucrania, Georgia y Moldavia no parece que obtengan hoy, como querían, una fecha de entrada en la UE.