Londres podrá confiscar los salarios de los indocumentados
La policía deportará a quienes residan ilegalmente, aunque vengan de la UE
Londres. Corresponsal El Reino Unido, históricamente un país de acogida, quiere hacerse lo más antipático posible para que no vengan los inmigrantes. Por lo menos esa es la intención del gobierno conservador de David Cameron, empeñado en reducir como sea el número de extranjeros -tanto de la Unión Europea como de fuera de ella- que se establecen en territorio británico.
Tan antipático, si es necesario, como los Estados Unidos, donde la migra o policía de inmigración hace redadas nocturnas en los restaurantes mejicanos para deportar a los sin papeles que han llegado en busca del fantasmagórico sueño americano. Pues bien, Cameron ha anunciado que va a replicar ese tipo de medidas, y expulsar sin contemplaciones a quienes trabajen en Gran Bretaña sin la documentación en regla, aunque sean estudiantes o turistas a quienes simplemente les ha expirado el visado o permiso de residencia.
La policía, como medida disuasoria, tendrá además potestad para confiscar directamente de las cuentas bancarias los salarios percibidos por los ilegales, e imponer severos castigos a las empresas que contraten indocumentados, y en especial a aquellas que los buscan ex profeso mediante anuncios en periódicos extranjeros.
La creciente intransigencia del premier tory es en parte resultado de la mayoría absoluta obtenida en las elecciones generales con un discurso anti inmigración, que ha interpretado como un mandato popular para reducir como sea el número de extranjeros. Pero también se trata de un mensaje a los socios comunitarios coincidiendo con el comienzo de la cumbre de la Unión Europea en Letonia, en la que Ca- meron va a presentar un esbozo de sus exigencias para defender la permanencia del país en la UE en el referéndum que se celebrará a más tardaren el 2017 (y tal vez incluso el año que viene). Londres pretende establecer una política de hechos consumados, y tener aprobadas y en vigor las medidas anti inmigración más duras antes de que pasen por el filtro de Bruselas y puedan ser recortadas.
Un factor adicional en el anuncio de las nuevas iniciativas es la publicación de las estadísticas oficiales sobre inmigración, que han dejado en ridículo al gobierno. Lejos de conseguir el objetivo de reducir la entrada neta anual de extranjeros a “unas pocas decenas de miles”, el número real fue el año pasado de 318.000 nuevos residentes procedentes de otros países, sobre todo de la Europa del Este (un aumento del 50%).
La administración conservadora recién reelegida pretende que los extranjeros no puedan percibir beneficios sociales hasta después de llevar cuatro años en el país, y se dispone a dar luz verde a las autoridades municipales para que persigan en los tribunales a los propietarios que alquilen sus viviendas a indocumentados. También va a dar instrucciones a los bancos para que inspeccionen las cuentas de clientes sospechosos de estar en una situación irregular, y colocar a las personas pendientes de deportación unos brazaletes electrónicos para tenerlas controladas en todo momento. Como se ve, simpatía a raudales. Welcome to Britain.
Cameron pretende reducir como sea la inmigración neta al país, que el año pasado fue de 318.000 personas