Daños colaterales
El caos ferroviario ahoga el mensaje del PP en Catalunya y alimenta a CiU y ERC Rajoy mantiene el pulso en la plaza de toros de Valencia entre el ‘Ritaleaks’ y la fianza de Rato Sánchez pasa de la frialdad de Susana Díaz al acercamiento de Podemos y Ciu
“Tenemos veinticuatro horas para no equivocarnos”. Es la frase entre los equipos de campaña que disparan hoy sus últimos cartuchos. Después está lo sobrevenido: la crónica de un colapso ferroviario anunciado, la confirmación de la condena a un exconseller de ERC por contrabando de tabaco o la fianza millonaria al referente económico del PP imputado por delitos fiscales y blanqueo de capitales para que el juez desbloquee sus cuentas. Última misión, limitar los daños colaterales.
El retorno del català emprenyat, a bordo de un tren permanentemente retrasado y/o averiado, puede arruinar la cuenta de resultados del PP en Catalunya, por mucho que Alicia Sánchez-Camacho se esfuerce en acusar a la Generalitat de “desleal” y haga bandera de que el Gobierno de Mariano Rajoy hace la “mayor inversión que se ha hecho nunca” y pone soluciones sobre la mesa mientras “otros solo critican”. Las colas y reclamaciones en las estaciones ahogaron los mensajes de los candidatos del PP catalán y alimentaron el discurso del resto de partidos catalanes, comenzando por los que plantean las elecciones municipales como primarias del 27-S. “La solución para Rodalies es la independencia”, “la independencia es una necesidad”, fue la frase del día de Oriol Junqueras. Y ante la confirmación de la condena de cuatro años de cárcel al exconseller Jordi Ausàs, los republicanos pusieron tierra de por medio enfatizando que cuando delinquió ya no era de ERC.
Los trenes y los ataques del PP, con el ministro Jorge Fernández Díaz al frente y la aparición en campaña de la monja dominica Lucía Caram también dieron aire a CiU, que afrontaba la cuenta atrás de la campaña en Barcelona en un mar de dudas por la movilización que rodea a Ada Colau. La federación nacionalista se marcó el miércoles un perfil social de la mano de sor Lucía y el alcalde Xavier Trias se permitió ayer rebatir a su principal enemigo en el Gobierno central, el ministro del Interior: “El es más de Rouco Varela y yo del Papa Francisco”. Luego llegó la avería en las líneas de metro y se socializaron los disgustos ferroviarios hacia Transportes Metropolitanos de Barcelona. Mientras, el papel del presidente de la Generalitat se centra, no sólo en mantener la tensión con el Gobierno central, sino también en alertar de los costes para el proceso soberanista de los votos destinados a quienes despliegan “falsos discursos progresistas”. Para cubrir todos los flancos, Josep Antoni Duran Lleida se mantuvo férreo en reclamar estabilidad para los gobiernos municipales y reivindicar las estrategias locales de CiU para crear empleo.
Los populares se niegan a otorgar la consideración de primarias soberanistas a la cita con las urnas del domingo, pero sí esgrimen que el partido las plantea como una primera vuelta de las generales para Mariano Rajoy. En Madrid, los estrategas del PP tienen todos los ojos puestos en la retaguardia y el horizonte en las elecciones generales. Los mensajes del presidente presumiendo de acción de gobierno suenan algo anodinos –aunque se atreviera hace unos días a sostener que “ya nadie habla del paro”– y el énfasis se concentra en alertar de las plagas que arrastra una alternativa anti-PP. Los populares se han olvidado del PSOE y con- centran los ataques en los partidos que pueden ejercer de bisagra y amargarle el dulce de la victoria, aunque sea por la mínima. El discurso del miedo ha acabado por engullir el tradicional llamamiento al voto útil. Los datos macroeconómicos acompañan al PP, pero no permiten dar lecciones.
El ejemplo lo daba ayer la OCDE y también Eurostat, la oficina europea de estadística, con las cifras de riqueza regional de los 28 estados miembros al cierre del año 2013. Según Eurostat, la renta per cápita en España fue de 25.000 euros, cien menos que el año anterior y por debajo de la media europea y confirmando las desigualdades entre comunidades: Madrid se sitúa al frente con una renta por cápita de 34.000 euros anuales, seguido por el País Vasco, Navarra y Catalunya, con 29.400 euros. Extremadura, se queda a casi la mitad exacta que en Madrid: 17.200 euros. Unas desigualdades a las que se aferra el programa electoral de Podemos, que plantea la harmonización fiscal entre las comunidades autónomas y hasta Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, que defiende la supresión del concierto vasco y navarro y la incorporación de estas comunidades al sistema de financiación común.
El PP se enfrenta a una maniobra de flanco de los partidos emergentes con las políticas sociales y la corrupción. Rajoy cerró ayer la jornada en Valencia, a la sombra de Rodrigo Rato y la investigación sobre Rita Barberá, por sus gastos de lujo desde el Ayuntamiento. Reconocidos algunos “errores” por parte de Rajoy, el reto del PP era exhibir, al menos, la misma capacidad de convocatoria que el PSOE en la plaza de toros de Valencia y contener la corriente de cambio a la que se aferran PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Por su parte, los socialistas agotan los mítines sin nada que perder y abriendo los brazos a las consideraciones de Ciudadanos y Podemos, que asumen que los socialistas son un aliado más natural a partir del domingo, por ejemplo, para evitar que Rita Barberá sea alcaldesa. Con la sustitución de los partidos regionalistas como muleta de los gobiernos del PP por las formaciones de Pablo Iglesias y Albert Rivera, los socialistas esperan que la balanza electoral se incline hacia el rojo.
La temperatura volvió a subir en el PSOE, después del témpano de la obligada etapa andaluza cubierta por Pedro Sánchez y Susana Díaz. El líder socialista se hizo acompañar de Felipe González en su primera y última incursión en la campaña y echó el resto en Extremadura, donde Guillermo Fernández Vara podría descabalgar al barón rojo del PP, José Antonio Monago, con una alianza de izquierdas. Dudas y más dudas.
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