Área metropolitana 2.0
Lo más probable es que lo que en las municipales de 2011 pareció un accidente se convierta ahora en 2015 en una tendencia: las adhesiones inquebrantables a una tradición partidaria han quedado atrás y los liderazgos personales, nuevos o viejos, y la gestión de los gobiernos locales será lo que contará en la noche electoral.
Así se explican algunos escenarios previsibles el 24-M. Por ejemplo, mientras en Santa Coloma de Gramenet, la socialista Nuria Parlón tiene asegurada su reelección con un resultado holgado; en el municipio vecino, pared con pared, será Xavier García Albiol, del Partido Popular quien parece tener garantizada la reelección sin demasiados problemas. Al lado de Badalona, en Sant Adrià, una candidatura de Mes –el partido de los soberanistas desgajados del PSCesperan poner en un aprieto al alcalde socialista. Y en el municipio contiguo, en Barcelona, el alcalde convergente Xavier Trias no las tiene todas consigo ante la competencia de un partido que hace menos de un año ni tan siquiera existía. Cuatro municipios idénticos y cuatro escenarios distintos. Las tesis generales se han disipado.
Raimundo Viejo, un politólogo que ahora milita en Barcelona en comú –es el número seis de la lista que lidera Ada Colau– escribió tras el 15-Mun pequeño librito, La danza de la medusa. Viejo sostenía que aquella movilización demostraba que los ciudadanos habían ya alcanzado una libertad inédita hasta hace un tiempo merced en parte, pero no en todo, a las redes sociales que habían roto los discursos hegemónicos. A la ciudadanía emancipada, sostenía Viejo, lo que le moviliza es la causa y no el movimiento en sí. Se agregan y se desagregan sin mirar atrás. Ya nadie nace, crece y muere siendo socialista, convergente, o popular en el Área Metropolitana 2.0. El ciudadano es de lo que le conviene, lo que le parece mejor o lo que le motiva.
Otro politólogo más joven, Ismael Peña López, ha sugerido que tal vez el análisis de las grandes corrientes políticas catalanas, que presume que la gente sólo puede ser o de izquierdas o de derechas, o catalanista o españolista, se está quedando corto para explicarlo todo. Peña sugiere añadir otro factor más: la regeneración política, que puede contrapesar con energía al resto de factores. La adscripción nacional o la adscripción ideológica empalidecen ante el deseo de los electores de un cambio de las reglas y de una mayor limpieza en el juego.
Sin duda el mejor escenario para poner a prueba la tesis de PeñaLópez en la región metropolitana será Sabadell, donde los socialis- tas tributarán por las supuestas fechorías de su antiguo líder, Manuel Bustos. Sólo la fragmentación de las alternativas al PSC en esta ciudad –hay como mínimo cuatro candidaturas que rivalizan al mismo tiempo por el voto progresista– juega a favor de la lista socialista en la capital del Vallès.
La fragmentación es uno de los factores que jugarán con los números el 24-M. Será una noche endiablada para los redactores de todos los periódicos que deberán ordenar las columnas de los resultados electorales. Hay más partidos en concurso –este fenómeno ya se dio en 2011– pero sobre todo más partidos con posibilidades de tener una presencia en los gobiernos locales que ya no podrán incluirse en la insignificante categoría de los “otros partidos”. Habrá que prestar atención a Ciutadans que, por ejemplo en l’ Hospitalet –donde la socialista Núria Marín espera un resultado aceptable– puede convertirse en un partido decisivo para la gobernabilidad de la ciudad. O comprobar qué ocurre en Cornellà, donde una candidatura insólita de activistas de la CUP y Podemos –agua y aceite, independentistas y unionistas según la vieja explicación política monocolor– tratará de arañar la hegemonía histórica del socialista Antonio Balmón. No es el único lugar donde ocurre este fenómeno, en Badalona, una combinación política similar alienta una alternativa a García Albiol, pero también a los viejos dinosaurios de CiU y PSC.
La CUP puede ser un factor relevante, en especial en el Vallès metropolitano, donde presentan candidaturas sólidas y capaces de rivalizar con la izquierda y también con el soberanismo de ERC e incluso e CiU –ojo al trasvase de votos en el circuito cerrado de CiU, ERC y la CUP–.
En este sentido habrá que estar atentos a lo que ocurre en Sant Cugat donde Procés Constituent y la CUP han unido sus fuerzas con el propósito confeso de impedir una nueva mayoría absoluta de CiU. El PSC, por su parte, puede verse en un aprieto para reeditar su mayoría en Terrassa. La CUP, Ciutadans y Terrassa en Comú –la candidatura que recibió el apoyo personal de Pablo Iglesias– pueden ensombrecer la hegemonía que en las últimas elecciones representaban Pere Navarro por el PSC y Josep Rull por CiU. Ambos han renunciado a presentarse.
Más grupos políticos, nuevos y no tan nuevos, tendrán que ser tenidos en cuenta tras la noche del 24-M