Si es martes... Barcelona
Lugar y fecha: Palau de la Música (19/ V/2015) Me da la sensación de que en la programación musical mandan los intereses de los promotores. El conocimiento, la crítica, la profundidad, es algo secundario. En la presentación del canadiense (20 años) Jan Lisiecki, la experiencia no fue muy allá. Quizá porque es muy joven, pero de ser así, sus maestros –si es que existen– deberían intervenir en sus programas. Tiene enormes posibilida- des en la agilidad, es preciso, toca todo en definitiva, pero creo que no sabe establecer diferencias, ni estilísticas ni críticas. Vale que sus padres son polacos y Paderewski es el gran patriota,, pero todo no se puede, y no es compositor a poner al lado de Bach ni de Mendelssohn.
Tampoco Busoni le hace favor a Bach con sus versiones que endurecen el discurso. Felizmente hubo luego en la historia un pianista como Glenn Gould que facilitó a los jóvenes una forma ágil de leer Bach. Y así fue la Partita n.º 2 en Do menor, de fondo organístico en la Sinfonía y luego de aire grácil en el Rondeau, aunque lo anterior, “busoniano”. El Rondo capriccioso de Mendelssohn que siguió expresó las condiciones de Lisiecki; de momento un delicado y sutil toque “aéreo”, aunque ello lo acercó más al artilugio neorromántico de Paderewski que a la profundidad de Mendelssohn. El programa asumió compromiso total con los 12 Estudios del op. 10 de Chopin, obra magna en muchos sentidos. Aunque en este caso sólo sirvieron de momento al pianista para mostrar su técnica, su facilidad y naturalidad, pero con poca idea del rubato, de los acentos en los momentos oportunos, de la organización de la expresión en la frase, de salir del mecanicismo, de respirar y cantar. Para emprender los estudios y que no sean un mero ejercicio técnico hace falta buena brújula, y de momento este simpático y superdotado pianista no parece saber dónde está. Lo sabrá con años de estudio con maestros que sepan profundizar. Lo bueno: había muchos niños encantados en la sala.