La felicidad de la perfección
Fue tan exquisito ante la prensa como cuando el balón reposa en sus pies. Mirada al frente y en un segundo amaga por un lado, sale por el otro, el rival queda impresionado y el pase siempre resulta efectivo. La asistencia llega donde él ha puesto el ojo. Pura danza. También la palabra medida y meditada se ajusta a lo que ha pretendido el periodista. Ha sido Xavi Hernández la esencia del fútbol que más ha maravillado en los últimos tiempos, ha sido el toque elegante, y también el cerebro del jogo bonito, que diría un brasileño. Tanto en el campo como ante los periodistas Xavi muestra su perfección. A los 35 años es un hombre maduro y sobresale su personalidad.
La sala de prensa de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí no existía cuando él apareció hace 25 años para vivir toda una vida en blaugrana, vestido del Barça, sus colores, el otro gran amor de su vida. Durante casi una hora respondió a un total de 38 preguntas, algunas reiterativas, otras que él ya había contestado en su parlamento introductor para explicar que al final de esta tempo- rada se iba, decía adiós al Camp Nou, marchaba a Qatar, con un proyecto que le ilusiona, no sólo a él sino también a su familia.
Los árabes le dan trabajo a toda su gente. Será embajador del deporte qatarí, ese mismo país que ha servido como punta de lanza contra la actual directiva por aceptar su patrocinio, pero él está ilusionado. No importa lo que digan. Dice que hace unos días visitó el país y le pareció maravilloso. Dice que ha preferido esa oferta, donde aprovechará para estudiar para entrenador o director técnico, títulos que colmarían su otro sueño, el de volver al Barça dentro de unos años para ejercer de una cosa u otra. Aprovecha la oportunidad, el tren que pasa por la puerta de su casa y lo coge.
Ha vivido con cierta pena su última temporada en el Barça. No se ha sentido tan útil como en anteriores temporadas, ha leído que los periodistas ya no lo ponían en las alineaciones de gala, y por eso ha preferido Qatar pese a que Josep Maria Bartomeu, hace pocos días, le hizo una oferta para quedarse hasta el ¡2018! Y con esa oferta ha dormido varias noches. No ha sido fácil para él, confiesa, marchar del Barça, porque “sóc molt culer” porque “estimo aquesta samarreta”, porque “he participado de todo esto”, porque “lo he dado todo”, porque “soy un apasionado de este deporte”, porque “estar en el Barça ya me ha hecho feliz”. Habla el corazón de Xavi, el que fue capaz de esconder la oferta del Barça a su madre, la misma que contó a La Vanguardia que amenazó a la familia con el divorcio si su hijo se iba al Milan hace unos años.
“Sóc feliç”, repitió varias veces aunque en algunos momentos pareció emocionado. Normal en alguien que se siente “un alumno del Barça”, que ha mamado el estilo, el sacrificio, que ha jugado más partidos que nadie, que vive agradecido a todos, y que es feliz, y que bromea con que lo único que le ha faltado es hacer un “hattrick en un partido o un gol de chilena”. Qué pena que te vayas, máquina.
Xavi fue tan exquisito ante los periodistas como en el campo, donde ha sido la esencia del fútbol del Barça