Cameron preguntará a los votantes si desean “permanecer en Europa”
Gira del primer ministro para buscar apoyos dentro de la UE a sus exigencias
Londres. Corresponsal La cuenta atrás para una eventual salida británica de Europa ha comenzado. La ley que convoca el referéndum ha sido publicada en el Boletín Oficial del Estado, y la pregunta de la consulta ha sido redactada: “¿Debería el Reino Unido seguir siendo miembro de la Unión Europea?”. Un censo de 45,3 millones de votantes tendrá la última palabra en una fecha todavía a decidir, pero como muy tarde será en diciembre del 2017 y como muy pronto el año que viene.
David Cameron y su ministro de Exteriores, Philipp Hammond, se van a meter en el papel del primer ministro griego Alexis Tsipras, y de su polémico responsable de Economía, Yanis Varufakis. Aunque el tema sea diferente (la permanencia en Europa en vez del pago de la deuda), la táctica es la misma: amenazar con romper la baraja y contar con que Bruselas pestañeará primero. Lo cual, ya se haga desde Atenas o desde Londres, es un juego muy arriesgado.
Pero Cameron, según fuentes de Downing Street, está convencido de que Merkel, Hollande y compañía harán las concesiones que sean necesarias para acomodar la mayor parte de las pretensiones británicas (devolución de soberanía en materias como Interior, Justicia, y Trabajo, restricciones a la inmi-
E S C O C I A van a ser escuchadas, el Reino Unido no puede esperar un trato de favor. Ni tampoco la renegociación en este momento de los tratados, en particular el de Lisboa.
Ahí está precisamente la madre del cordero, porque elementos clave de las restricciones a la inmigración que pide Londres irían en contra de la libertad de movimiento de los trabajadores que es uno de los principios de la constitución europea, y requerirían revisar los tratados. Lo cual por un lado es inoportuno, porque en el 2017 hay elecciones previstas en Francia y Alemania. Y por otro es improbable que se pudiera conseguir, porque haría falta la aprobación de todos los países miembros, incluidos los de la Europa del Este, que no quieren ser tratados como sujetos de segunda división, ni que sus ciudadanos sean discriminados. Y abriría la caja de pandora a una su-
Los objetivos de Londres son limitar la inmigración y eximir a la City de nuevas regulaciones