Más competencias para Holyrood
El proyecto de ley para transferir nuevos poderes autonómicos al parlamento escocés, siguiendo las recomendadas de la llamada comisión Smith, ya está en la Cámara de los Comunes. Y además con una cláusula inesperada, que exige a Westminster buscar el consenso en toda legislación “que pueda afectar a Escocia”. gración) y elaborar un paquete atractivo que permita al Gobierno conservador acudir al referéndum recomendando el sí.
Con ese fin, Cameron emprendió ayer su primera gira por capitales europeas tras la inesperada victoria con mayoría absoluta en las elecciones, con escalas en La Haya y París antes de proseguir viaje a Varsovia y Berlín. Del primer ministro holandés, Mark Rutte, esperaba un claro apoyo a sus políticas migratorias, pero sabía que el presidente francés, François Hollande, iba a a ser un hueso mucho más duro de roer, y que le diría -como así fue– que las amenazas de dar un portazo no son la manera de negociar, y que si bien sus exigencias cesión de referéndums, para empezar en Irlanda, cuya constitución lo exige y ya ha dado más de un susto en el pasado.
La estrategia negociadora de Cameron con los socios europeos está clara: advertir que la decisión no es suya sino de la ciudadanía, y que si no gusta la oferta puede fácilmente votar en contra de la permanencia en la UE. Lo que no es transparente, en cambio, es hasta qué punto está dispuesto a ceder en su rosario de demandas para dar por buenas las concesiones, desafiar al UKIP y a la masa euroescéptica de su partido (unos cien diputados), y pedir el sí en el referéndum. Porque hay una enorme diferencia entre que el Gobierno proponga el yes o proponga el no.
En la lista de la compra de Londres figuran la prohibición de que los inmigrantes puedan percibir beneficios sociales (como ayuda de vivienda) hasta llevar cuatro años de residencia en el país, la posibilidad de deportar a los indocumentados y confiscar sus salarios, eximir a la City de Londres de nuevas regulaciones financieras en el caso de una mayor integración fiscal y monetaria, y dejar claro que el Reino Unido se desmarca del objetivo de intensificar la unión política.