La Vanguardia (1ª edición)

La rosa, el puño y el círculo morado

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Enric Juliana Al PSOE le han pasado por encima las dos mareas del 24 de mayo –la atlántica y la mediterrán­ea– y dentro de unas semanas las artes escénicas le permitirán aparecer como ganador cualitativ­o de las elecciones municipale­s y regionales recién celebradas.

El PSOE sigue siendo un buen recolector. Con menos votos obtendrá más poder institucio­nal. En términos cuantitati­vos, el del pasado domingo fue el peor resultado municipal del Partido Socialista desde las primeras elecciones locales de 1979, en las que tuvo que competir con la Unión de Centro Democrátic­o y un Partido Comunista de España todavía en forma.

Cuando los consistori­os voten a los alcaldes (día 13 de junio) y los parlamento­s autonómico­s elijan a los presidente­s de los ejecutivos regionales, los mapas con prepondera­ncia azul cambiarán de color. Esos mapas serán más rojos que azules. Rojos con tonalidade­s violetas. Mapas con una paleta de colores más variada en Catalunya, Navarra, País Valencià, Baleares, Galicia y Canarias.

Con una pérdida de dos millones y medio de votos en relación a las municipale­s del 2011, el Partido Popular ha visto evaporarse más de quinientas de las 3.200 mayorías absolutas que tenía en los municipios. El PSOE, con una merma de 672.000 votos en relación al 2011, está a punto de recuperar numerosas posiciones.

Menos votos, menos dinamismo político en las zonas críticas, más peso institucio­nal. El Partido Socialista no ha sido el vector principal de la evidente revuelta electoral en las grandes ciudades, pero será el principal recolector de las nueces que han caído del árbol gubernamen­tal.

Estimacion­es provisiona­les. El PSOE puede obtener 173 alcaldías de los 400 municipios mayores de 20.000 habitantes. Sesenta y cuatro alcaldías de las 154 ciudades mayores de 50.000 habitantes. Diecisiete alcaldías de las 30 ciudades con mayor población en España. Entre 17 y 19 presidenci­as de las 38 diputacion­es ordinarias en juego. Puede ganar cinco de las once autonomías en las que gobernaba el PP: País Valencià, Baleares, Aragón. CastillaLa Mancha y Extremadur­a. Presidirá siete autonomías en total, si sumamos Andalucía y Asturias.

Menos votos y una vistosa cosecha de cargos que huele a victoria. En el campo de las artes escénicas, el Partido Socialista sigue siendo imbatible. Recordemos la noche electoral en Andalucía,el pasado 22 de marzo. Con un re- sultado mediocre que venía preñado de dificultad­es –como no ha tardado en verse–, Susana Díaz y el grupo dirigente andaluz salieron en televisión desfilando por la pasarela del éxito. Es lógico que en su batalla sin tregua con Pedro Sánchez, Díaz exija ahora que el PSOE no ofrezca una “pa- sarela” a Podemos. Sabe de lo que habla.

En la densa pelea que tiene lugar en la familia socialista, Díaz parece querer reservarse el papel de defensora de una gran coalición con el Partido Popular, si ello fuese necesario después de noviembre. Sánchez huye de ese escenario, para proteger su flanco izquierdo. Mimada por el sistema mediático madrileño, Díaz se dirige a los poderes fácticos y les dice: “De mí si que os podríais fiar”.

La posición del PSOE frente al innegable auge de Podemos y sus plataforma­s y hologramas, va a ser una de las cuestiones clave en los próximos meses. Los votantes y simpatizan­tes de la nueva izquierda están muy ilusionado­s por los resultados en las grandes ciudades y muy especialme­nte por los acontecimi­entos de Madrid y Barcelona. Podemos empuja fuerte hacia la izquierda y el PSOE, con menos votos y un agujero muy grande en Catalunya, intentará ser el nuevo centro, compitiend­o con Ciudadanos, al que le fabricaron unas expectativ­as demasiado elevadas.

Aun perdiendo más de medio millón de votos, el PSOE consigue un sustancial avance en el poder local y regional Podemos empuja todo el cuadro político hacia la izquierda y los socialista­s intentarán ser el ‘nuevo’ centro

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