Viviendas ocupadas
Mis abuelos eran panaderos y con el producto de su trabajo compraron el edificio en el que se ubicaba la panadería. Alquilaron las viviendas, todas ellas con rentas bajas y prórroga forzosa. Se jubilaron y vivieron de su pensión y de las rentas que les generaba el edificio. Mi abuelo murió y mi abuela vivió en su casa hasta los 97 años, cuando tuvo que pasar a vivir en una residencia.
Hace cuatro años el edificio fue ocupado por varias personas que llegaron a ocupar 13 viviendas. Mi familia presentó un juicio de precario para recuperar las viviendas ocupadas. Dos años después se obtuvo un pronunciamiento judicial que ordenaba el desalojo de estas viviendas. Los escasos inquilinos con contrato que quedaban abandonaron la finca por los conflictos que los ocupantes causaban.
Cuando se fijó día y hora para llevar a cabo el lanzamiento se suspendió la diligencia en tres ocasiones por manifestaciones de miembros de la PAH. No se trata- ba de personas que iban a ser desahuciadas por no poder pagar la hipoteca, sino de personas que habían ocupado las viviendas sin derecho alguno. Finalmente, en la cuarta ocasión logró practicarse el lanzamiento.
Los ocupantes dejaron tres viviendas quemadas y diez pisos destrozados. Imposible volver a alquilarlos sin efectuar una importante inversión. Mi abuela ignoraba que había dificultades para pagar la residencia. Sólo me gustaría poderle pedir a la señora Colau que, en su futuro cargo como alcaldesa, cuando tenga que dirimir los muchos conflictos que se le planteen escuche a todas las partes implicadas.
MIREIA RIOS ENRICH
Barcelona