Tatum O’Neal y su debilidad por las mujeres
Que a los 51 años una mujer declare su amor por otra no es nada nuevo, ni interesante, ni importante. Y que quien lo declare sea Tatum O’Neal deriva el interés de la noticia a la pura anécdota. Ha sido la propia actriz quien ha desvelado sus preferencias a raíz de la publicación de Nuestra ciudad, primera novela de Kevin, uno de los tres hijos habidos del matrimonio de la actriz con el tenista John McEnroe. Kevin escribe su, también, accidentada y comprometida existencia debido a la presencia de las drogas.
Tatum es hija de Ryan O’Neal ( desmontado mito romántico-erótico de los 70, y su primera esposa, Joanna Moore, fallecida a causa de un cáncer de pulmón pero adicta a las drogas, alcohólica y enganchada a las anfetaminas. El repentino éxito de la pequeña de la casa empeoró las cosas: el Oscar como actriz de reparto que Tatum ganó en 1973 por Luna de papel, cuado sólo contaba nueve años, arrastró a la pequeña hacia un mundo de adultos al que no fue ajena la presencia de Melanie Griffith. La que fue esposa de Antonio Banderas la inició, según escribió Tatum en su biografía Vida de papel, en el mundo de las orgías y las drogas cuando acababa de cumplir doce años. A partir de ahí inició una carrera hacia el abismo que entorpeció su camino en el cine. Malos tratos por parte de su padre e incluso de su marido, el tenista John McEnroe; una relación sentimental con Michael Jackson que no consumó porque él se excusó, y sus relaciones con cineastas como Allen, Kubrick, Bogdanovich, Matthau y John Ritter aparecen en la biografía de Tatum. Su pretendido lesbianismo suena ahora a pretexto simple para apoyar la novela de su hijo. Demasiado elemental.
La complicada y aireada vida de la hija de Ryan O’Neal entre las drogas y el sexo desde los doce años