¡Soy joven y quiero trabajar!
Hoy, ser joven no es un chollo en nuestro país. Según los datos de la EPA, en Catalunya, entre el primer trimestre de 2014 y el primero de 2015, la cifra de jóvenes empleados de 16 a 29 años no ha variado, frente a una subida superior al 2% en el empleo total. ¿Qué pasa? ¿no necesitamos jóvenes? A partir de la EPA, el Observatori d’Empresa i Ocupació de la Generalitat realiza un trabajo adicional, desmenuzando los datos de esta y aquí es donde surgen algunas sorpresas. La primera y más impactante es comprobar que este crecimiento cero proviene de la creación de 19.000 puestos de trabajo que han sido ocupados por extranjeros y de la destrucción de la misma cifra entre los autóctonos. Oiga, ¿cómo dice que empieza la recuperación? Vayamos a la segunda sorpresa, que quizás ya lo es menos. ¿Qué tipo de empleo se ha creado para los jóvenes? Pues un 75% ha ido a parar a la restauración, a los servicios personales y a un cajón de sastre en el que se dan cita unos llamados “empleos elementales” sin mayor definición. Pero, sigamos. Si subimos un escalón y nos centramos en el segmento de los jóvenes que quieren trabajar ( activos en el argot de la EPA), resulta que en un año hay 40.000 menos. ¡Ojo, es un 6%! Pero es que la cifra en parte también es engañosa, porque se desglosa en 47.000 autóctonos que han dicho basta y se han ido del mercado laboral –ya sea porque se han marchado al extranjero o porque han decidido seguir estudiando o porque se han pasado a las filas de los ni-nis– y 7.000 extranjeros que sí han decidido entrar en el mercado. Esta sangría de juventud no puede ser pasada por alto. Nos jugamos el futuro.