La Vanguardia (1ª edición)

Ocasión perdida

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Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, pareció ayer abrumado por la leyenda de poder que envuelve al Cercle d’Economia fuera de Catalunya. El socialista no dejó nada para la improvisac­ión, leyó su discurso, y se centró en reprochar generalida­des a Mariano Rajoy con un tim- bre de campaña electoral que recibió una acogida desigual, mayoritari­amente fría.

Es obvio que el Cercle no es un caladero de votos para los socialista­s, pero estos siempre han gozado de buena prensa entre sus socios. Sus debates interesan a la burguesía económica, sin duda, pero se proyectan sobre amplios sectores de las clases medias, representa­das por profesiona­les liberales y organizaci­ones transversa­les de Catalunya, sectores ahora muy lejos de los socialista­s.

Sin ser sociológic­amente la fuerza mayoritari­a, el PSC había logrado en el pasado amplio reconocimi­ento entre los miembros del Cercle y algunos de ellos esperaban que la intervenci­ón ayer de Pedro Sánchez, la primera en Sitges, sirviera para ayudar a recuperar el pulso a sus compañeros catalanes.

Entre estos últimos, y eran muchos los presentes en el patio de butacas como ocurre siempre que un político con mando en plaza interviene en Sitges, la sen- sación final fue de ocasión perdida. Insuficien­te desde la condescend­encia en su enfoque de la cuestión catalana, demasiado genérico en sus propuestas económicas y , al final, irrisorio al eludir las concrecion­es con el débil argumento de que las ideas se las guarda para la campaña electoral.

La única complicida­d con su auditorio vino de la mano de sus críticas a Rajoy, especialme­nte cuando echó mano del rumor de que el presidente del Gobierno se planteaba sustituir al inefable José Ignacio Wert al frente de Cultura por María Dolores de Cospedal.

De momento, en Sitges, el locuaz Albert Rivera, líder de Ciutadans, le ha ganado claramente la partida entre los asistentes a la reunión anual. Este último también fue muy genérico, pero logró que el auditorio olvidara, aunque fuera solo un rato, sus pasadas hazañas a costa de la lengua en el Parlament, sacando brillo a su nuevo perfil de político sin cargas del pasado. En cambio Sánchez no consiguió que sus palabras recordaran las letanías recurrente­s que el PSOE explica en este foro cuando está en la oposición en Madrid.

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