Waterloo cura las heridas de Iraq
Veteranos de guerra británicos superan traumas ayudando a excavar los restos de la batalla en la granja de Wellington
Hay algo increíblemente satisfactorio en hacer excavaciones arqueológicas, en tratar de dar marcha atrás a la historia y ver qué hay debajo de la tierra”, afirma Mark Evans, coordinador de Waterloo Uncovered, el mayor proyecto de este tipo jamás llevado a cabo en el mítico campo de batalla. A Evans, de 37 años, no le hace falta leer libros de historia para entender cómo debieron de sentirse los miles de hombres que se enfrentaron en estos parajes hace 200 años. Conoce de primera mano el caos que reina dentro de una batalla, el temor de los soldados, porque lo ha vivido en Afganistán dentro del ejército británico. Su experiencia y la de otros veteranos de guerra es clave en este proyecto. “Tener gente con experiencias reales en batallas ofrece una perspectiva diferente de lo que tuvo que ser luchar aquel día, hace 200 años”, explica Evans, que estu- dió Arqueología antes de alistarse en el ejército. “También aportamos honestidad sobre la confusión y el miedo que se siente en esas situaciones, sobre cómo pudo reaccionar la gente. Sabemos lo horrible que tuvo que ser”, admite.
Volvió de Afganistán en el 2008 y, después de año y medio dando tumbos, le diagnosticaron un trastorno de estrés postraumático. Aún trata de superarlo. “Voy mejor, pero digamos que no estoy preparado para asumir un trabajo de nueve a cinco”, reconoce. Su reencuentro con un compañero de universidad que también se hizo soldado y ha luchado en Afganistán e Iraq, Charles Foinette, le puso en contacto con Operation Nightingale, una iniciativa para rehabilitar a veteranos de guerra a través de la arqueología. “Para un soldado, es una manera de hablar del ejército y su mundo sin hablar realmente de lo que pasó”, explica Evans. Excavar en una vieja batalla puede ser una manera menos dolorosa de salir del hoyo personal, de recuperar el gusto por la vida. A veces pueden darse situaciones tensas, como cuando un exsoldado cogió un detector de metales y de repente se vio a sí mismo buscando minas en Afganistán, explica, pero el ambiente relajado y el apoyo con que trabajan lo convierten en un entorno seguro. La cercanía del bicentenario de Waterloo les animó a trabajar en el terreno de este episodio histórico. Las prospecciones, financiadas con donaciones, comenzaron en abril en la granja de Hougoumont, escenario de los primeros enfrentamientos, el 19 de junio de 1815. Su objetivo es ampliarlas a todo el campo de batalla en cinco años, con 35 veteranos, asistidos por arqueólogos profesionales.
“No pretendemos cambiar la historia, pero sí esperamos aportar más datos para entenderla mejor”
Situada a la derecha de la línea defensiva del ejército aliado liderado por el duque de Wellington, Hougoumont era una posición clave que debía resistir. “No es exagerado decir que la batalla de Waterloo se decidió aquí”, comenta entusiasmado Dominique Bosquet, del servicio de Arqueología de Valonia y enlace belga del proyecto, mientras recorre el terreno. “Napoleón envió a su hermano Jérôme, que se empecinó, y lo que debía haber sido una maniobra de distracción, para que Wellington enviara allí más tropas, se convirtió en una batalla dentro de la batalla que agotó a los franceses. Si ese día hubieran traspasado las líneas aliadas, podríamos imaginar un final distinto para la batalla”, opina. El regimiento de los Coldstrem, al que Evans y Foinette han pertenecido, participó en la batalla y aún hoy celebra un ritual de iniciación con un (supuesto) ladrillo de Hougoumont.
Aunque Waterloo es una batalla increíblemente bien documentada y estudiada, “las fuentes escritas se basan en el punto de vista del autor”, incompleto y parcial, explica Bosquet, que defiende la arqueología “como medio para objetivizar un hecho histórico”. “No pretendemos cambiar la historia, no vamos a salir diciendo que Napoleón ganó la batalla –apunta Tony Pollar, director del equipo y responsable del centro de arqueología de campos de batalla de la Universidad de Glasgow– pero esperamos aportar nuevos datos y detalles para comprender mejor la historia ”.