Colau gobierna Barcelona: “Echadnos si no hacemos lo que prometimos”
Artur Mas recibe a la nueva alcaldesa y le pide complicidad y respeto personal
Ada Colau, la líder de Barcelona en Comú, fue investida ayer alcaldesa de Barcelona. La designación de la que es el sexto edil y la primera alcaldesa desde la restauración de la democracia se hizo efectiva en la primera votación gracias al apoyo recibido de los grupos de ERC, PSC y de uno de los concejales de la CUP, lo que le reportó 21 votos, la mayoría absoluta. Aun así, Colau inicia su andadura con un gobierno exiguo, de once miembros y sin pactos de gobierno estables con otros grupos. Todo el mundo da por hecho que hasta que termine el ciclo electoral con las elecciones generales de noviembre, la estabilidad de este gobierno estará en cuestión.
La investidura tuvo la solemnidad acostumbrada puertas adentro del Ayuntamiento, no muy diferente de la que tuvo lugar en el mismo Saló de Cent hace cuatro años cuando fue investido el alcalde saliente, Xavier Trias, que cedió la vara de mando a la nueva alcal- desa. Unas setecientas personas, entre las que había representantes del mundo vecinal y los movimientos sociales de la ciudad, ocuparon los espacios habilitados en el edificio municipal mezcladas entre las autoridades oficiales que acudieron al acto protocolario. La subdelegada del Gobierno, María de los Llanos de Luna, y el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, excusaron su presencia.
Mientras, afuera, la plaza de Sant Jaume se llenaba de gente que jaleaba desde el exterior los acontecimientos del Saló de Cent dando de este modo el tono distintivo que parece caracterizar este nuevo gobierno de Barcelona: Colau –y así lo dijo en su última intervención en medio de la plaza– con- fía en fortificar su gobierno en minoría con el apoyo de la calle. “No nos dejéis”, afirmó.
El acto en el Saló de Cent fue prolijo. En la promesa del cargo, todos los miembros del gobierno, incluida la propia alcaldesa y los concejales de ERC, juraron o prometieron la Constitución por imperativo legal utilizando cada uno diversas fórmulas.
Estos gestos políticos singulares estuvieron incluso presentes en la votación. Los concejales de la CUP, tal y como prometieron, dieron un voto a la nueva alcaldesa, Ada Colau, y otros dos a los traba- jadores de Movistar y a unos acusados por unos incidentes que tuvieron lugar al pasado 12 de octubre. En definitiva, fueron considerados votos nulos.
Una vez investida, la nueva alcaldesa pronunció un largo discurso en el que aseguró que su equipo “no es ingenuo” y es consciente de las responsabilidad que ha asumido de ser “el gobierno de todos los barceloneses y de todos los barrios de Barcelona”. La alcaldesa pidió a los ciudadanos que sean vigilantes con su labor y fue taxativa en aquello que ella defiende, la radicalidad democrática: “Echadnos si no hacemos lo que os dijimos que haríamos”. Exigió control, pero también pidió paciencia: “No todo se logra en un día”. Su primer discurso en el cargo también sirvió para que Colau hiciera un emotivo homenaje a su propia tradición política y evocó, entre otras, a la veterana Maria Salvo o Emilia Llorca mientras evocaba el pasado inmigrante de su propia familia.
La oposición, en cambio, fue mucho más pragmática. El alcalde saliente, Xavier Trias, le hizo la lista de cosas que la ciudad tiene y necesita y tendió la mano a la alcalde-
La nueva alcaldesa advierte que el gobierno municipal no es “ingenuo” Colau afirma que trabajará para “todos los barceloneses y todos los barrios” La alcaldesa solicita paciencia a sus votantes y avisa que no se logra todo en un día Trias brinda su apoyo para continuar haciendo “la mejor Barcelona”