Esos monstruos que adoramos
La fascinación por los grandes animales prehistóricos se remonta al siglo XIX, cuando se descubrieron sus primeros fósiles
Aunque las películas de Parque Jurásico han contribuido a popularizar los dinosaurios, lo cierto es que la dinomanía tiene cerca de dos siglos de historia. Desde que se descubrieron los primeros fósiles, estos animales prehistóricos han suscitado verdaderas pasiones y se han convertido en criaturas muy conocidas y populares, incluso más que otras muchas que viven en la actualidad.
La primera publicación que se hizo sobre ellos es de 1842, cuando se acuñó el término Dinosauria (del griego: lagartos terribles). A finales de ese siglo, explica Luis Alcalá, del parque temático Dinópolis, ya se fabricaban reconstrucciones, aunque muy inexactas puesto que el conocimiento que se tenía era muy limitado. La sociedad europea sentía verdadera fascinación. En la Inglaterra victoriana se elaboraban moldes de estos animales que luego se exponían en Londres.
Pero ¿qué tienen de especial esas criaturas que caminaron por el planeta desde hace 230 hasta hace 65 millones de años? ¿Por qué están tan presentes en la cultura, se hacen camisetas y peluches con ellas, películas, y muchos niños los conocen con detalle? “Son animales exóticos, que hacen volar la imaginación, como una especie de enormes dragones mitológicos que vivieron en tiempos tan lejanos que casi nos resultan incomprensibles”, opina Àngel Galobart, jefe del grupo de investigación de mesozoico del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP).
El conocido paleontólogo Stephen Jay Gould creía que todo se debía a un buen marketing, mientras que para Jack Horner, asesor de Jurassic World, la atracción que ejercen se puede resumir en tres palabras: enormes, fieros, desaparecidos. Que fueran borrados de la faz de la Tierra debido a la caída de un gran meteorito también les añade leyenda. Son también sinónimo de aventura científica, de expedición. “Y de ciencia que se puede comprender”, considera José Ignacio Canudo, paleontólogo de la Universidad de Zaragoza.
A pesar de esa pasión por los dinosaurios, resulta curioso que aún haya quien piensa que los humanos convivieron con ellos. “En muchas charlas me sorprende encontrar personas, y no precisamente los chavales, que me pregunta eso aún. Y hay que comenzar a explicarles que no”, añade Canudo. “Nos separan nada menos que 65 millones de años”. Posiblemente, aventura Canudo, si los dinosaurios hubieran continuado existiendo, la evolución posterior se hubiera desarrollado de manera distinta y los humanos no hubieran llegado a existir.