La ley de Moore, 50 años de avances
La predicción tecnológica más certera señaló que el número de transistores se duplicaría cada dos años
De todos los Moore famosos, probablemente el químico Gordon E. Moore sea el menos conocido entre el gran público, aunque su legado sea –también con toda probabilidad– el más trascendente. Nada que ver con la actriz Julianne Moore, ni con el director de documentales Michael Moore, ni con el escultor Henry Moore, ni (mucho menos) con el actor Roger Moore. Este científico y empresario de San Francisco formuló hace 50 años una predicción basada en observaciones sobre el progreso de la capacidad de computación que ha impulsado el progreso y se ha cumplido mucho más allá de lo que esperaba su autor. Su predicción se conoce como la ley de Moore y ha supuesto una gran innovación en la historia de la tecnología.
En 1965, la revista Electronics publicaba un artículo de Gordon E. Moore, por aquel entonces un ingeniero que dirigía los laboratorios Fairchild Semiconductor, que observó en la incipiente industria de la microelectrónica que el número de los transistores en los circuitos integrados (más tarde, los microchips) se duplicaría cada año, lo que implicaría una reducción de su coste.
Cuando Moore efectuó tal predicción no existían los chips, que surgieron en 1971 y que hoy hacen posible infinidad de aparatos que utilizamos, en especial en ordenadores, tabletas y móviles.
En 1975, Moore modificó su predicción para ajustarla a un periodo que estaría más cercano a los 24 meses. La consecuencia de la proyección que hace la ley de Moore es que las compañías productoras de microchips intentan cumplir con esa progresión y no quedarse atrás respecto a la competencia, por lo que las prestaciones de computación de nuestros dispositivos aumentan exponencialmente al tiempo que se reducen los costos.
Un chip de 1971 costaba 351 dólares frente a los 393 que cuesta uno en el 2015. La gran diferencia es que el primero tenía 2.300 transistores mientras que el de hoy tiene 1.300 millones de ellos. El coste por cada 1.000 transistores ha pasado, de esa forma, de 150 dólares a los 0,0003 dólares actuales. La tecnología de miniaturización se ha transformado de los 10.000 nanómetros (millonésima de milímetro) originales a sólo los 14 nanómetros actuales.
Para intentar comprender el alcance de la progresión de los chips, se han elaborado muchas analogías. Una de ellas señala. por ejemplo, que si la ley de Moore se hubiera aplicado a los viajes en avión de 1978, el vuelo de hoy entre París y Nueva York, que tardaba 6 horas y costaba 900 dólares, duraría sólo un segundo y costaría un centavo.
Más allá de su predicción, Gordon Moore contribuyó de una forma todavía más directa al progreso de la computación, ya que tres años después de formular su ley fundó con su compañero Robert Noyce la compañía Intel, una de las más importantes en el sector de los microprocesadores.
La denominación de la predicción como ley de Moore se atribuye al informático Carver Mead, que estudió e impartió clases en el mismo centro que se for- mó Moore, el Instituto de Tecnología de California (Caltech).
Muchos años después, convertido ya en un empresario de éxito y filántropo, Moore y su esposa hicieron una extraordinaria donación de 600 millones de dólares a Caltech. La revista Forbes calcula que la fortuna del cofundador de Intel es hoy, medio siglo después de su predicción, de unos 6.500 millones de dólares (5.770 millones de euros).
La progresiva miniaturización de los microchips, con tecnologías de producción de escala muy diminuta (nanómetros), hace que un día no muy lejano la ley de Moore deje de cumplirse, porque serán otras las tecnologías que impulsen esos avances.
Las compañías tratan de cumplir la regla: crece la capacidad de los procesadores y bajan los costes