La Vanguardia (1ª edición)

Frenesí y resuellos

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POBRES VIEJECITOS. Juguemos en casa (La 1, tardes), el nuevo concurso estrenado esta semana, presentado por Los Morancos, no tiene ningún misterio, su simplicida­d es máxima: los concursant­es adivinan títulos de películas o nombres de animales mediante la mímica de sus compañeros. Tiene la gracia de que el telespecta­dor puede participar desde casa y de que la cosa discurre a toda velocidad, no se alarga más de la cuenta. Pero es una velocidad tan acelerada y frenética, la excitación de presentado­res y concursant­es es tan desaforada que diríase que todos se han tomado alguna anfetamina o alcaloide, y este guirigay trepidante me hace sufrir por los viejecitos en sus casas o en residencia­s: es imposible que se enteren de nada, que puedan seguirlo y retener lo que sucede. No descarto que algunos hayan padecido aneurismas súbitos, y que muchos otros hayan cambiado de canal para no fenecer. No me extraña que la cuota de pantalla de La 1 esté menguando a ojos vistas, entre los que se le van y los que se le mueren. EL OBÚS DE FORTU. Si le hubiesen dicho a Fortu en sus mejores años al frente de Obús, el grupo de música heavy, que un día estaría en televisión jadeando con su novia en directo, en una tienda de campaña en una playa, dudo que lo hubiese creído. Pero ha sucedido esta semana: le han llevado a su novia –a la que adelantó que tenía ganas de poner a cuatro patas– a Supervivie­ntes (Telecinco) y ha hecho con ella lo anunciado. Hemos podido oír sus resuellos agitados durante un rato (no muy largo). El mundo sigue girando, lo comento sólo como signo de estos tiempos de crisis de la música y el show business. El espectácul­o continúa. Por otros medios, pero continúa. ‘VIS A VIS’. He visto el episodio de esta semana de la serie Vis a vis (Antena 3), drama carcelario con mujeres duras y violentas, también rectas y guerreras, a ratos tiernas. Me ha sorprendid­o la intensidad de las tramas y la pericia para trenzarlas mediante un montaje que las potencia. Los modelos argumental­es y estéticos son numerosos para una serie de este género, pero no deja de ser halagüeño verificar la habilidad con que se han sabido imitar aquí, comprobar cómo el despliegue de Vis a vis no sólo no sonroja, sino que convence desde el guión a la interpreta­ción (la presencia del personaje de Zulema –Najwa Nimri– resulta hipnótica, su mirada es magnética, inquietant­e), con pase de mérito en la edición. AIRE HUÉRFANO. Esta semana se ha despedido En el aire (La Sexta, madrugadas) hasta la próxima. Nos ha deparado muchas risas a los noctívagos cuando ya está todo el pescado vendido y sólo falta quedarse rendido. Me lo he pasado bien con Berto (esos días como zombie), Jorge Ponce (sus relatos con emoticonos), Bob Pop, Marc Giró (un día se hará daño) y Buenafuent­e, el showman impenitent­e. Y esta temporada con Javier Coronas, cuya sola presencia en pantalla es tranquiliz­adora, una garantía: sabes que acabarás riendo en cuanto achine los ojos y hable de no sé que hurón. Las madrugadas son ahora más pobres. Espero que regrese En el aire, porque sus artistas encarnan el más depurado estilo de comedia de plató sin necesidad de impostar, sin esforzarse ni bracear, sólo por ser quiénes son: unos profesiona­les del humor que no saben hacer otra cosa.

Fortu adelantó que pondría a su novia a cuatro patas, se la trajeron e hizo con ella lo anunciado

@victoramel­a

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