Delta fotogénico
La belleza del humedal ebrense atrapa a multitud de aficionados a la fotografía que exhiben sus mejores imágenes en las redes sociales
Media docena de aficionados a la fotografía capturan entre el asombro y el entusiasmo una pareja de flamencos instalada junto a la laguna de la Alfacada, en la margen derecha del río Ebro. Los dos ejemplares de esta especie protegida, emblema del parque natural del Delta del Ebro, permanecen durante cinco minutos a una decena escasa de metros de sus improvisados fotógrafos, casi todos equipados con cámaras réflex, como si les estuvieran dedicando un posado. La luz de la tarde y la belleza salvaje de una de las reservas naturales de mayor valor del humedal, cuando el Ebro llega al mar, completan la postal.
No es para nada una escena excepcional. La riqueza y diversidad del enclave, entre la naturaleza despojada, con escasa densidad de población, y su humanización, por la presencia sobre todo de los campos de arroz, han convertido el delta del Ebro en uno de los destinos pre-
Se ha situado entre los mejores destinos de la Península para fotografiar naturaleza Pocas reservas naturales tienen igual amalgama en un espacio tan reducido
dilectos de la península Ibérica para los aficionados a la fotografía. Las redes sociales actúan como gran escaparate para centenares de fotógrafos amateurs. Se repiten, por su espectacularidad, algunos de los parajes, como las puestas de sol en la barra de arena del Trabucador, capaces de reunir a decenas de fotógrafos con sus trípodes en una tarde, las bahías de los Alfacs y del Fangar o su fotogénico faro junto al mar.
“El delta del Ebro hace mejor al fotógrafo, tienen tanta plasticidad y es tan fotogénico... No es necesario ni ser un buen fotógrafo para captar grandes imágenes”, destaca Mariano Cebolla, fotógrafo profesional, referente de la zona para los aficionados. Jordi Vinyals es uno de los fotógrafos amateurs del humedal ebrense más populares en Instagram, donde sus imágenes despiertan admiración y reconocimientos. Vinyals, originario de Tiana (Maresme), se instaló con su mujer en Sant Carles de la Ràpita (Montsià) hace tres años, con vistas al mar, aprovechando la jubilación. Casi a diario fotografía los paisajes del delta del Ebro.
“Aquí es relativamente fácil hacer estas fotografías”, asegura. Jordi comparte su afición con su mujer, y ambos, cámara en ristre, recorren el parque natural en busca de las mejores imágenes. “Ella siempre ve cosas que yo no veo; de hecho, cada fotógrafo ve el Delta de forma distinta”, añade Vinyals, que durante un año se dedicó, día tras día, a fotografiar la salida del sol en el humedal. “Es muy fotogénico”, coinciden.
La mutación cromática que vive este paraje natural a lo largo del año, por el paso de las estaciones y el proceso de producción