“El sistema de la UE no funciona”
Jacques Sapir , director del CEMI- Ehess de París
París. Corresponsal El economista Jacques Sapir (Puteaux, 1954) nos recibe en su pequeño despacho de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (Ehess) entre una aparición en televisión y otra. Que este heterodoxo esté tan solicitado dice algo sobre las dudas de Francia en la crisis griega. Autor competente en asuntos rusos, Sapir es un soberanista de izquierdas que apoya el no en el referéndum griego de hoy.
Nadie puede ganar un referéndum en condiciones de corralito. Parece que Don Quijote se ha mudado a Atenas…
Si, pero el límite de retirada de 60 euros por día establecido representa mucho más de lo que la mayoría de los griegos utiliza en una semana. No es tanto problema. Hay una voluntad de crear una imagen de pánico en Grecia y mucha intoxicación de la opinión para hacer creer que el sí va a dominar, o que si gana el no se quedarán fuera del euro.
Usted escribe en Le Figaro que en la Europa de hoy es esencial la recuperación de la soberanía nacional y ve en el referéndum griego un momento gaullista…
Me vino a la cabeza cuando vi que Tsipras relacionaba su decisión a un acontecimiento histórico muy importante: el rechazo al ultimátum italiano contra Grecia en 1940. Esa relación me hizo pensar que De Gaulle, independientemente de lo que hubiera pensado sobre el gobierno de Tsipras, habría reconocido la profunda legitimidad de apelar a un referéndum.
¿Qué opina sobre el papel del Gobierno francés en esta crisis? ¿Dónde comienza su sentido de la responsabilidad para preservar el eje francoalemán a base de sumisión al establishment alemán?
Las cuestiones de principio, por ejemplo la idea de que todos los países de la UE son iguales, no se pueden subordinar a imperativos de alianza, porque equivale a aceptar un derecho de control sobre lo que piensas. Así se consagra, como en la granja de Orwell, que unos países son más iguales que otros. El gobierno alemán nunca nos ha preguntado lo que pensamos sobre Grecia. En eso el gobierno francés intenta conciliar a la cabra con el hortelano. Eso tiene que ver también con otra cosa: el único cargo importante que François Hollande ocupó antes de llegar a la presidencia fue el de primer secretario del Partido Socialista. No tiene experiencia en asuntos de Estado ni de política internacional, e intenta aplicar siempre los mismos procedimientos que funcionan en el interior del Partido Socialista. El problema es que el mundo es mucho más complicado.
Merkel parece presa de su propia leyenda. ¿Cree que pueda dar marcha atrás sin que se desmorone su narrativa de los últimos años, así como su propio partido?
Si Merkel, que sabe perfectamente que la deuda griega es impagable, como se ve en los documentos de Wikileaks, diera de alguna forma la razón a Tsipras, pondría en cuestión la idea de que la austeridad es una especie de panacea aplicable a todos los países y los portugueses, españoles e italianos dirían que quieren lo mismo que Grecia. Toda ruptura de coherencia en su imagen podría tener consecuencias muy graves para ella.
Grecia ha acometido el recorte salarial más drástico de la Europa de posguerra y registra excedente primario desde 2014, es decir: sin tener en cuenta lo que dedica a reembolsar deuda, sus cuentas están en superávit. ¿Qué dice todo eso?
Que los griegos han hecho mucho. El gobierno Tsipras no discute buena parte del balance que la OCDE hace sobre Grecia en materia de nepotismo, corrupción, etcétera. Lo que Varufakis propone es asegurar a largo plazo la sostenibilidad de la deuda. Les dice a los acreedores: “si quieren cobrar, no exijan que Grecia les pague todo porque van a provocar un hundimiento de la economía griega”. El rechazo del Eurogrupo a tener en cuenta eso evidencia que no estamos en una discusión técnica, sino política. Estoy convencido de que ante un gobierno conservador se aceptarían los mismos términos que se rechazan al gobierno de Syriza y Anel. La metáfora sería aún más exacta si hablamos de la jerarquía que se desprendía de la sumisión de los países del Este a la URSS.
¿Las instituciones europeas son reformables desde dentro, o precisan derribo?
Nadie se atreve a decir en Bruselas: “Señores, tal como existe, la UE. no funciona, vamos a reconfigurar las cosas para establecer un nuevo acuerdo”. Por eso creo que la crisis griega, que no es importante por el peso del país (2% del PIB de la zona euro), es reveladora de una grave crisis en el interior del sistema que está implosionando.
Grecia, Snowden, Ucrania..., momentos de un mismo proceso de crisis…
Son crisis yuxtapuestas. El hecho de que sucedan al mismo tiempo multiplica su efecto y evidencia que hay problemas importantes en la gobernanza de la UE. Se aplican malas políticas pero sus malos efectos no tienen consecuencia. Hay una dimensión de la UE que ya está muerta. No sé cuánto se podrá salvar, pero estamos asistiendo a una especie de hundimiento muy preocupante y peligroso en el mismo centro del sistema.
“No tiene experiencia de estadista, actúa igual que cuando era secretario del PS” “Su intransigencia evidencia que estamos en una discusión política”