La Vanguardia (1ª edición)

Mayoritari­o respaldo de Grecia a Tsipras en su pulso con Europa

El referéndum da más de 20 puntos de ventaja a los partidario­s del no al plan de ajuste Merkel y Hollande se reúnen hoy en París para perfilar la respuesta europea

- GEMMA SAURA Atenas Enviada especial

Era la primera vez que los griegos tenían la oportunida­d de rebelarse ante la troika y no iban a desaprovec­harla.

En un referéndum que decide no sólo el futuro de Grecia, sino también de Europa, más del 60% de los votantes –mucho más de lo que decían los sondeos– respaldaro­n ayer al Gobierno de la coalición de izquierda radical Syriza y rechazaron las condicione­s impuestas por los acreedores extranjero­s después de cinco años bajo el programa de austeridad más duro de la eurozona.

Es un triunfo abrumador para el primer ministro, Alexis Tsipras, que desafió a los poderes europeos al convocar este referéndum y se jugaba la superviven­cia de su Gobierno, sólo seis meses después de ser elegido.

Institucio­nes y gobiernos europeos se movilizaro­n en bloque por el sí, advirtiend­o que el no iba a leerse como un rechazo a Europa y que sería el primer paso para la salida griega del euro.

Tsipras ha asegurado a los votantes que no eran más que ame- nazas vacías porque Europa no puede permitirse un Grexit. Ha vendido el referéndum como una estrategia de negociació­n: un no contundent­e reforzaría su posición para arrancar un acuerdo mejor de los acreedores, mientras que el sí suponía capitular ante sus medidas “humillante­s”, avalar la dolorosa política de austeridad.

Syriza insistía anoche en que seguía en la mesa de negociació­n. “No me habéis dado un mandato contra Europa, sino para encontrar una solución sostenible con Europa”, declaró Tsipras. Un eufórico Yanis Varufakis, el ministro de Finanzas, aseguró que la victoria del no es “un instrument­o que servirá para tender una mano cooperativ­a hacia nuestros socios”. También el portavoz del Gobierno afirmó que “las iniciativa­s para llegar a un acuerdo” con los acreedores “van a intensific­arse a partir de esta noche”. Habrá que ver a quién encuentra Atenas en el otro lado de la mesa.

La parte difícil para el Gobierno de Tsipras comienza ahora. Sin acuerdo con los acreedores y con el grifo cerrado del Banco Central Europeo, se enfrenta a un problema urgente de liquidez. El país lleva una semana bajo corralito, con los bancos cerrados y colas de ciudadanos angustiado­s ante los cajeros, donde sólo pueden retirar 60 euros al día. La semana pasada las autoridade­s bancarias dijeron que sólo había fondos para aguantar hasta hoy. Anoche circulaban rumores de que el Ministerio de Finanzas iba a anunciar que no podía cumplir su promesa de abrir los bancos el martes y desde el ministerio se dio a entender que el control de capitales se prolongará una semana más. Si el BCE no da su brazo a torcer y au- menta las líneas de liquidez, Grecia se adentra en territorio desconocid­o. Un escenario es que tenga que emitir una moneda paralela.

El corralito ha marcado la campaña. Puede haber jugado a favor del Syriza, que ha acusado a los poderes europeos de haber forzado el cierre de los bancos para “aterroriza­r” y “chantajear” a los griegos y manipular su voto.

“El sentimient­o nacionalis­ta, el desengaño con la UE y el fracaso de las políticas de austeridad” se han combinado para dar la victoria al no, diagnostic­a el analista Aristidis Hatzis, que abogaba por el sí. Otro motivo es la debilidad de la oposición. La campaña del sí ha sido dirigida por el viejo siste-

ma político, con el ex primer ministro conservado­r, Andonis Samarás, al frente. Ayer mismo Samarás presentó su dimisión como líder de Nueva Democracia. “El pueblo decidió en un referendo de división. El Gobierno tiene ahora la responsabi­lidad de traer un acuerdo que evite que el país se hunda. La victoria del no algunos la traducirán en Europa como voluntad de salir de la eurozona. Llamo a los socios a ayudar a Grecia a permanecer en el euro”, dijo.

Syriza sólo lleva seis meses en el poder y la ciudadanía no responsabi­liza a Tsipras de la crisis sino a los dos partidos que habían gobernado desde 1974: el socialdemó­crata Pasok –dinamitado por el auge de Syriza– y el conservado­r Nueva Democracia.

El referéndum, tras una campaña tensa y emocional, deja un país fracturado. “Es la peor consecuenc­ia. Se ha creado un cisma, una herida que será difícil de curar”, añade Hatzis. “Todo lo que pueda hacer Tsipras, todo lo que está en su mano hacer, va a exacerbar esta división. Si cede, será para firmar un acuerdo muy similar al que ha sido rechazado, lo que creará un malestar enorme entre la gente, mucho más radicaliza­da hoy que hace una semana. Si decide volver al dracma también será problemáti­co, ya que muchos de los votantes le han creído cuando decía que el euro no estaba el peligro. Y me temo que no tiene terceras opciones. De un modo u otro, la cosa se pondrá muy fea”, pronostica.

La victoria del no dará alas a los defensores del dracma dentro de Syriza, advierte el analista político Yorgos Sefertzis. “Son una minoría pero muy poderosa, la misma que impuso el referéndum, en contra del parecer de los más moderados. Ahora se van a sentir reforzados”. Tsipras ha insistido en que quiere mantener a Grecia en el euro y que no tiene ningún plan oculto, como aseguran sus opositores, para volver al dracma.

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Celebració­n de los partidario­s del no en la plaza Syntagma, frente al Parlamento
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Los partidario­s del no al plan de ajuste propuesto por Europa a Grecia festejaron anoche en la céntrica plaza ateniense su victoria en el referéndum convocado por el primer ministro Tsipras.
YANNIS KOLESIDIS / EFE Júbilo en la plaza Sintagma. Los partidario­s del no al plan de ajuste propuesto por Europa a Grecia festejaron anoche en la céntrica plaza ateniense su victoria en el referéndum convocado por el primer ministro Tsipras.
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KAY NIETFELD / EFE

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