Danza en el Delta
El festival de circo y danza contemporánea Deltebre Dansa ofrecerá 40 espectáculos durante dos semanas
Entre los arrozales que despiden el fluir del río Ebro, el Festival Deltebre Dansa reúne en su undécima edición a 150 artistas que mostrarán su arte en más de 40 actuaciones durante las dos próximas semanas.
Todo comenzó como un pequeño taller profesional de circo y danza contemporánea en un entorno donde poco o nada se hablaba de esta disciplina. El empeño del bailarín y coreógrafo Roberto Olivan se impuso. Sin infraestructura, pero con mucho talento a su disposición y la complicidad del territorio (que ha ido en aumento) creó, entre los arrozales, el Festival Deltebre Dansa. Aquellos primeros 25 inscritos se han convertido, once años después, en 150 (las plazas se agotaron en diez minutos) y el Festival, que hoy comienza, ofrece durante dos semanas más de cuarenta espectáculos de primer nivel. La expectación es tal que la carpa principal se ha ampliado para albergar a 900 personas. Las 700 sillas del año pasado se quedaron cortas.
“El Festival ha crecido de forma sostenida y mantiene esa magia que da la convivencia, la gente viene a trabajar, a ver cosas y a compartir, esto se ha convertido en una especie de plataforma donde coreógrafos y artistas vienen a innovar y a encontrarse”, explica Roberto Olivan. Entre las inscripciones hay más de cincuenta nacionalidades, han venido artistas desde Hong Kong, a Nueva Zelanda; de Estados Uni- dos, Canadá, Venezuela, Brasil y prácticamente todos los países europeos. Y entre la nutrida cartelera, nombres propios como los de Álvaro Esteban y Elías Aguirre, los italianos Giulio Lanfranco, Lorenzo Mastropietro, Erika Bettin y Daniele Sorisi, el bailarín y coreógrafo mozambiqueño Horacio Macuaca, que presenta Pa- radise is not in the sky, el triple campeón mundial de breakdance, Marcio de Barros (su espectáculo, The Black Cat) y compañías como el Cirque Concentrique, que hoy abre el Festival.
Nacido en Tortosa, Roberto Olivan creó en 2011 la innovadora Enclave Dance Company, que sigue dirigiendo y con la que se mo- vido por todo el mundo. “Siempre que he podido me ha gustado mostrar nuestro trabajo en mi ciudad”, explica. Pero se propuso hacer algo más grande. El segundo año, el número de inscritos se duplicó y ha crecido sin pausa. “Podríamos hacer talleres para más de 500 personas pero perderíamos la esencia, nos hemos cen- trado en tener un elenco artístico potente y crear este espacio único de innovación”, dice.
Los talleres profesionales son el alma del Deltebre Dansa. Al principio duraban una semana que, con el tiempo, se han convertido en dos. Este año, Olivan cuenta con 18 profesores Erick Jiménez, Martin Kivaldi, David Zambrano, Anton Lachky, Rakesh Sukesh… primeras espadas
El escenario principal se ha ampliado para acoger a 900 personas; las 700 sillas del año pasado quedaron cortas
en sus respectivas especialidades. Con los años también se han incorporado los cursos de iniciación (este año hay siete). Son actividades gratuitas de danza y circo contemporáneo, como las clases de Bollywood para niños y adultos que por segundo año vuelve a ofrecer Narenda Patil; la danza en familia a cargo de Eduardo López o la introducción al mundo del hula hoop a cargo de Marianna de Sanctis.
“Hemos construido las mínimas infraestructuras”, dice Olivan. Dos carpas dan forma al Festival: la Deltebre Dansa (con el escenario principal, que se instaló por primera vez el año pasado y que ahora se ha ampliado) y la Carpa Xirin (que alberga algunos cursos profesionales y de iniciación, también es el espacio de encuentro y intercambio entre participantes y espectadores). Además este año se ha instalado una pantalla exterior donde se proyectarán en directo los espectáculos. “Queremos que todos los que vengan puedan disfrutar del Festival”, explica Olivan. No hay más edificios. Los artistas se alojan en casas, campings y hoteles del delta. “Lo que propicia este ambiente único”, destaca el director y también productor del certamen. Las cuotas de los inscritos cubren aproximadamente la mitad del coste del Festival. La otra mitad la aportan patrocinadores locales como Nomen y el resto, hasta que la Generalitat no da el visto bueno a la petición de la subvención, la avanza Olivan.