Todos quieren al Papa
Correa se apropia del mensaje social de Francisco, que inicia su periplo americano
La elevada popularidad alcanzada por el papa Francisco ha despertado una guerra en su visita a Ecuador, donde Gobierno y oposición pugnan por apropiarse del discurso papal con fines políticos.
Es muy difícil deslindar lo pastoral y lo político ante un personaje como Francisco y más aún si viaja a América Latina. Eso ocurre en Ecuador, donde el Papa aterrizó ayer en su primera etapa de una gira que lo llevará también a Bolivia y Paraguay. El país andino vive un momento de fuerte polarización. Tanto el presidente Rafael Correa como la oposición conservadora han tratado de instrumentalizar a su favor la presencia del Pontífice, lo que coloca al Vaticano y a la propia Iglesia ecuatoriana en una posición bastante incómoda.
En la plaza de la Alameda, junto al casco antiguo mejor conservado del continente americano, está expuesto un enorme cartel con una cita entrecomillada de Francisco que dice lo siguiente: “El acceso a la propiedad de los bienes y recursos está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”. Resulta evidente que el Gobierno de Correa, con este y otros carteles de fuerte acento social colocados en lugares estratégicos de Quito y Guayaquil, está usando al Papa para reforzar su propio programa de izquierdas y justificar su retórica.
El mandatario ecuatoriano echó aún más leña al fuego cuan- do dijo el sábado que “modestia aparte, el mensaje del Papa coincide con lo que estamos haciendo en el país”. Correa, que gobierna desde el 2007 y está ya en su tercer mandato consecutivo, exasperó a los sectores empresariales, propietarios y emergentes clases medias cuando anunció un importante aumento de impuestos sobre las herencias y las plusvalías inmobiliarias. Aunque el proyecto quedó congelado, la tensión no amainó. Ha habido mani- festaciones que degeneraron en violencia. Correa se atrevió a denunciar un supuesto golpe civil para derrocarlo y apuntó a dos de sus principales rivales, los alcaldes de Quito y de Guayaquil, Mauricio Rodas y Jaime Nebot.
El diario capitalino El Comercio –en Quito aún lo vocean los vendedores ambulantes–, dedicó ayer un editorial, bajo el título de “Reflexión y tolerancia” en el que instaba al “régimen” (el Gobierno Correa) a “que acepte sus errores, así como las virtudes y complejidades de una sociedad diversa y plural”. El periódico añadía que
Los carteles con textos de Bergoglio pretenden reforzar la línea política del presidente
“la visita del Papa confiere un espacio muy valioso para preservar la democracia y hacer las rectificaciones necesarias”.
Ecuador –un país dolarizado, pues renunció a su moneda, el sucre, en el 2000, y adoptó la divisa estadounidense como único medio de pago– vivió una etapa de gran crecimiento económico que se ha resentido por la caída de los precios del petróleo
Quito, situado a 2.850 metros de altitud, en el corazón de los Andes y en la falda del volcán Pichincha, recibió a la comitiva papal con un ambiente fresco muy agradable, nada que vez con los tórridos días que se viven en Roma y en media Europa.