La negociación con las FARC pasa por el “peor momento”
El Gobierno colombiano advierte a la guerrilla que el diálogo está casi roto
El Gobierno colombiano dio ayer otro toque de atención a las FARC, aunque esta vez no ha venido del presidente Juan Manuel Santos sino de la persona que mejor conoce los vericuetos de los diálogos con la guerrilla. Humberto de la Calle, jefe de la delegación gubernamental en las negociaciones de La Habana, envió a los líderes insurgentes un diplomático ultimátum en forma de una entrevista institucional distribuida a todos los medios colombianos.
“La paciencia de los colombianos se agota. El riesgo es real. Yo sí quiero decirles a las FARC con toda seriedad: esto se puede acabar. Algún día es probable que no nos encuentren en la mesa de La Habana”, dice De la Calle, que desde que hace casi tres años em- pezaron las negociaciones apenas ha concedido entrevistas.
“Es lógico que la gente haya caído al nivel más bajo del escepticismo. Por eso cunde la desesperanza. Y nosotros tenemos que tener la honestidad de decirles a los colombianos que el proceso de paz está en el peor momento desde que iniciamos las conversaciones”, añade el representante de Santos.
Los sondeos indican que los colombianos son escépticos sobre las negociaciones y cada vez un porcentaje menor considera que llegarán a buen puerto, a pesar de que guerrilla y gobierno nunca habían ido tan lejos. La actividad armada de las FARC ha venido incrementándose desde mayo. Tras un mortal ataque a una columna del Ejército, el presidente volvió a autorizar los bombardeos contra los campamentos de la guerrilla y entonces el grupo decidió romper la tregua unilateral que había decretado en Navidad.
“¿Usted cree que si esto fracasa va a haber otro gobierno que reemprenda conversaciones con ese grupo? A las FARC también se les agota su tiempo militar e histórico”, indica De la Calle a su entrevistador, el reconocido perio- dista y escritor Juan Gossaín.
No obstante, el jefe de la delegación colombiana deja puertas abiertas a las FARC, especialmente en el sensible tema del tratamiento judicial que recibirán los guerrilleros si se firma la paz. “Se les aplicaría la misma pena que dictan las leyes vigentes, pero que podría reducirse a una pena alternativa que se pague en condiciones de dignidad, sin rejas ni piyamas rayadas”, sostiene. Al mismo tiempo, de la Calle lanza un guiño a los líderes guerrilleros ante posibles solicitudes de extradición por parte de EE.UU. en causas de narcotráfico. “En Colombia quien finalmente decide sobre extradiciones es el jefe del Estado”, dice.
Sobre el alto el fuego bilateral reclamado por las FARC y al que siempre se ha opuesto Santos, De la Calle también abre una puerta. “Estamos dispuestos a aceptar un cese del fuego, aun antes de la firma de un acuerdo, en la medida en que sea serio, bilateral, definitivo y verificable, siempre y cuando tengamos la garantía de que ellos asumen su responsabilidad en materia judicial y nacional e internacional”, sostiene el negociador, aunque al final lanza otra advertencia: “Que no conviertan esto en una especie de payasada”.
Cada vez menos colombianos creen que habrá acuerdo, a pesar de que nunca habían ido tan lejos