Rajoy se reivindica ante la amenaza a España de “radicales y separatistas”
Aznar entierra el hacha de guerra y desea “mucha suerte” al presidente del Gobierno
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ya está en campaña electoral como candidato del PP a la reelección. Quedan todavía cinco meses para las elecciones, pero su tarea no ha concluido: Rajoy aseguró ayer, en charla informal con periodistas, que si ordenó presentar los presupuestos del Estado para el próximo año es para aprobarlos, ya que lo contrario sería “cogérsela con papel de fumar”. Aunque esto suponga apurar todos los plazos y llevar las elecciones a diciembre: “Todo es posible”, concedió.
Quedan aún cinco meses, pues, pero su discurso electoral ya está perfilado. Lo preside la reivindicación de su gestión, desde la “situación de prequiebra y la amenaza de rescate” que se encontró cuando llegó a la Moncloa en el 2011, hasta darle la vuelta a la tortilla este 2015: “Hoy, España, es otra”, se felicitó.
Este mensaje optimista se conjuga con una llamada de alerta general a la ciudadanía: a España le espe- ran todos los males del infierno si la estabilidad política se rompe por la llegada al poder de “radicales y separatistas”. En este peligroso grupo se incluyen, a su juicio, desde Pedro Sánchez hasta Artur Mas, desde Pablo Iglesias hasta Alexis Tsipras.
Así lo puso ayer de manifiesto Rajoy en la clausura del campus FAES en Guadarrama, cuyo anfitrión, José María Aznar, se mostró conciliador, enterró por un día el hacha de guerra y le deseó “mucha suerte”. Nadie se imagina a Aznar y Rajoy compartiendo copas en alguno de los pubs de Pontevedra que el hoy presidente del Gobierno frecuentaba en su juventud. Pero el gesto de Aznar fue muy significativo. El expresidente recordó que el año que viene se cumplen veinte de su llegada a la Moncloa: “A mí me gustaría celebrarlo en un ambiente de gran éxito del PP y después de un gran triunfo en las elecciones. Porque eso ratificaría que las buenas decisiones tomadas han sido bien valoradas y evaluadas por los españoles, que los riesgos que España tiene han sido correctamente evaluados y enfrentados y que España
puede abordar un futuro con esperanza y oportunidades. Por lo tanto, querido Mariano, te deseamos muchos éxitos, te deseo mucho éxito y queremos que los tengas”.
Aznar, además, auguró una década prodigiosa si el PP vuelve a ganar las elecciones: “Si España mantiene los parámetros de estabilidad política –pronosticó–, los próximos 10 o 12 años de vida económica van a ser extraordinarios”. Todo ello, claro está, si se le paran los pies tanto al “populismo rupturista radical de izquierdas” como, en Catalunya, al “populismo secesionista”.
Rajoy, a continuación, salió a degüello contra estas amenazas para España. Al líder del PSOE, Pedro Sánchez, le acusó de ser “un títere de los radicales”, además de ser “el portamaletas de los separatistas y los populistas”. El primer peligro para España, pues, sería el PSOE, ya que, según Rajoy, ha “traicionado su herencia de centralidad” para echarse en manos de Podemos.
Así, tras las elecciones del 24-M, el PSOE “se ha conjurado para poner un nuevo cordón sectario en torno al PP” y para colocar al frente de las principales ciudades “a quienes pretenden acabar con el sistema constitucional”. Enumeró los casos de Badalona, Cádiz, Zaragoza, A Coruña, Valencia o Madrid, que “tienen hoy a radicales en sus alcaldías” gracias a los socialistas. Y todo ello por “la irresponsabilidad y la frivolidad” que achacó a Pedro Sánchez, cuya “aportación más notable a la concordia nacional” fue anunciar que nunca pactaría con el PP ni con Bildu. “Que no se engañe nadie –alertó Rajoy–. Es el anuncio de lo que ocurrirá si el PP no obtiene una victoria clara y suficiente en las próximas elecciones generales”.
El presidente del Gobierno tam- bién atizó duro a la formación de Pablo Iglesias, que incluyó entre “los movimientos radicales y populistas” que proliferan en la UE: “Son aquellos que se aprovechan de los malos momentos y del dolor de la gente para ir contra lo mejor que hemos hecho juntos; son los que quieren liquidarlo todo porque nada de lo que existe les vale; son aquellos que prometen el cielo en la tierra y terminan empedrando inevitablemente el camino hacia la pobreza”. Son, zanjó, “los que descalifican a la democracia española pero admiran el régimen de Venezuela”. Y extendió sus críticas al griego Alexis Tsipras: “La demagogia siempre acaba chocando con la realidad, y siempre acaban pagándolo los más vulnerables”.
E incluyó, en el capítulo de amenazas, a Artur Mas y a “aquellos que quieren romper los lazos de solidaridad entre los españoles y levantar muros entre compatriotas”. Pero aseguró: “Nunca conseguirán sepa- rarnos, ni dividirnos ni acabar con la solidaridad que nos une. Como tampoco van a instrumentalizar las instituciones, ni unas elecciones, para huidas hacia adelante o delirios personales”. Rajoy insistió en que va a seguir defendiendo “la soberanía nacional”, y celebró que la última encuesta del CEO reste apoyos a la independencia de Catalunya: “No podemos por menos que felicitarnos de que cada vez más catalanes apuesten por la concordia y la unión, frente a la cerrazón y tanta propaganda independentista”.
Frente a tantas amenazas, Mariano Rajoy presentó al PP como un partido “unido y cohesionado”. “Unos presumen de ser el cambio, pero somos nosotros quienes de verdad cambiamos las cosas... para bien”. Y se presentó a sí mismo como única garantía de estabilidad y progreso: “España no puede dar marcha atrás, no puede, y no estamos para aventuras”. Ilusión, concluyó, tiene más que nunca.
Rajoy se felicita de que “cada vez más catalanes apuesten por la concordia y la unión”