Rivera se presenta como heredero de Suárez y su capacidad de consenso
El líder de C’s se ve el único capaz de “recomponer los cimientos de la transición”
El flamante candidato de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno, Albert Rivera, se mostró ayer convencido de que si llega a ser presidente del Ejecutivo podrá sentar en la misma mesa para dialogar a todos los agentes políticos y sociales del país, como hizo Adolfo Suárez en la transición. En su primer discurso como candidato a la Moncloa en las próximas elecciones generales, Rivera explicó que si ha decidido dar este paso es porque “en el momento actual que vive España hace falta alguien que pueda sentar en la mesa a todo el mundo, a los agentes políticos y sociales”.
El líder de Ciudadanos recordó, en este sentido, que la Constitución se hizo entre todos, y en los pactos de la Moncloa “Suárez sentó en la mesa a los partidos constitucionales y a los agentes sociales”. Todos ellos “tuvieron que ir a la llamada de alguien”, añadió, y Ciudadanos ha demostrado que es “capaz de dialogar, de controlar y de llegar a acuerdos”, como está evidenciando en las diversas autonomías en las que ha ayudado a formar gobiernos. “Queremos reconstruir el proyecto español. No se trata de inventar nada nuevo, sino coger esos cimientos de la transición y recomponerlos”, añadió.
Rivera aseguró, en su puesta de largo como candidato a la presidencia del Gobierno, que tiene “liderazgo, equipo y proyecto” y se mostró “capacitado” para sentar en la mesa, si le toca presidir el Gobierno, a los “agentes políticos y sociales” del país, porque los demás partidos políticos no son sus “enemigos” sino sus “compatriotas”.
Sin embargo, no ahorró críticas a sus adversarios políticos. Sin mencionar a Podemos, marcó distancias con su estrategia rupturista y defendió que el estado de bienestar, la economía de mercado y el euro “son sagrados”. “España necesita gente nueva, con ganas de imponer un cambio y tenemos que oponernos a que todo siga igual y oponernos a romperlo todo. Hay que cambiar pero no romper la Constitución, ni el Estado de bienestar, ni la pertenencia a Europa”, destacó.
También marcó distancias con el PP. Aseguró que, frente al Go- bierno actual, Ciudadanos tiene “las manos limpias”, mientras que Mariano Rajoy tiene a sus espaldas “el caso Bárcenas, el caso PP o el caso Rajoy”. En este sentido, consideró que “es muy difícil que la gente vuelva a confiar en la política si quien preside un Gobierno está bajo la sospecha de corrupción de su partido y de decenas de sus miembros”. Rivera reiteró que Ciudadanos tiene “las manos limpias” y ello le da “autoridad para tomar medidas”.
Albert Rivera marcó distancias con los extremos y se presentó como la opción más moderada. Frente al PSOE, defendió que “la unión de un país no es una broma, no es un eslogan, no es una bandera en un acto”, en alusión a la presentación como candidato de Pedro Sánchez, sino que “es la unión de todos los españoles”. El líder de C’s aseguró que no tiene “complejos en defender el patriotismo constitucional” y apostar por “recomponer la clase media y trabajadora” porque “de nada sirve que el Gobierno saque pecho del crecimiento cuando hay más desigualdad que nunca”.
Otro de los motivos que el líder de Ciudadanos esgrimió para ser presidente del Gobierno es que es “de Barcelona, catalán, español y europeo”, y en el momento que vive España es fundamental que los que representan una “Catalunya sensata” se involucren en la gobernabilidad de España. “Si no, siempre tendremos la gran mentira de que los catalanes no quieren participar en el proyecto común”, añadió. Rivera recordó que Ciudadanos ha demostrado que defiende lo mismo en Catalunya que en el resto de España y subrayó la necesidad de una España “unida” y que a la vez es diversa”.
En su intervención, en la que le acompañaron numerosos miembros del partido y líderes de Ciudadanos en las diversas comunidades, además del economista Luis Garicano, ideólogo del programa económico, Rivera expresó su orgullo por los resultados de algunas de las últimas encuestas que le dan como segunda fuerza política en intención de voto en Catalunya.
Quien representa a la “Catalunya sensata” debe implicarse en la gobernabilidad de España, defiende