La Vanguardia (1ª edición)

La revelación de Richard

Las hermanas Serena y Venus, diamantes tallados por su padre, se enfrentan hoy

- MARTA MATEO

Era una tarde de junio de 1978 cuando Richard Williams tuvo una revelación. Virginia Ruzici se coronaba campeona de Roland Garros y Richard, viendo la televisión con su futura esposa, quedó asombrado por el cheque de 40.000 dólares que se llevaba la nueva reina en París. No podía creer que alguien pudiera lograr esa cantidad de dinero en cuatro días contados. Menos aún que se consiguier­an por ganar un partido de tenis. Como no podía sacárselo de la cabeza, se fue al quiosco a primera hora del lunes y comprobó que no había soñado lo visto en televisión. Cogió el diario y marchó corriendo para casa con una misión por cumplir: “Voy a tener dos hijas y jugarán al tenis” recuerda en su libro Blanco y negro: cómo lo veo. Venus nació en junio de 1980 y Serena un año después. No le falló el instinto a papá Williams, que junto a Oracene Price, tallaron a dos diamantes que hoy son leyendas de la raqueta. Las hermanas más famosas del circuito, que acumulan 40 títulos de Grand Slam entre individual y dobles además de ganancias millonaria­s, se miden por un puesto en cuartos de final de Wimbledon, su casa. Su jardín. Su templo.

“Yo animaría a Venus”, reconoce Serena. La ganadora de 20 grandes –5 en el All England Club– y única mujer en posición privilegia­da para superar a Stefi Graff y sus 22 majors, persigue completar los cuatro torneos más importante­s en una sola temporada. En el camino para lograrlo está quien ha sido su máxima inspiració­n, la persona que más respeta en el circuito. “Es frustrante”, describe la pequeña de las Williams, consciente de que sólo una seguirá adelante en el torneo. “Nunca es divertido jugar contra la mujer más fuerte a la que jamás me he enfrentado”. La número uno del mundo, que siempre ha destacado por ser la indiscutib­le favorita en cualquier rivalidad, posee un récord de 14 victorias por 11 derrotas ante su hermana.

Entre risas, Venus contraatac­a. “Es interesant­e, porque yo animaría a Serena”, comenta con orgullo. “Creo que nuestra relación es única en el mundo del deporte, rara cuanto menos”. No le falta razón. Tremendame­nte unidas, compartien­do hogar hasta 2012, las hermanas van a tener que desprender- se de los lazos que les unen. Eso lo sabe Venus, reina en Wimbledon también en cinco ocasiones. “No importa quién hay al otro lado de la red. Tienes que jugar, demostrar lo que vales y hacerlo lo mejor que puedas”.

“No me las imagino jugando un partido pobre, son demasiado buenas”, explica Roger Federer, quien se mide a Roberto Bautista, único español en liza junto a Garbiñe Muguruza, que disputará sus primeros octavos en Wimbledon ante Caroline Wozniacki.

Hoy es el Manic Monday (lunes frenético) en el SW19 pero el tiempo se detendrá cuando Venus y Serena inauguren la jornada en la central. Eclipsando la jornada, ellas, que han ido contra viento y marea, deleitarán a 15.000 almas afortunada­s. Quizá sin saberlo sean testigos del último duelo entre ambas. Una cosa es segura. Al final del encuentro, el juez de silla pronunciar­á Game, set and match for Miss Williams.

“No me las imagino jugando un partido pobre, son demasiado buenas”, explica Roger Federer

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SHAUN BOTTERILL / GETTY Un gesto ganador de Serena Williams, número uno del mundo

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