La Vanguardia (1ª edición)

“La única oportunida­d de resistir”

Tanto los partidario­s del sí como los del no se oponen a la austeridad

- G. SAURA Atenas

Hace un calor espeso y Grecia se rompe lenta y silenciosa­mente en las urnas, sin brisa ni nubes que den tregua al sol. “Yo era director de correos y ahora estoy haciendo cola por 50 euros. Ni en la junta pasó esto”, dice Yorgos Toxiolis, de 83 años en Penteli, suburbio acomodado del norte de Atenas. Elegante y bien vestido, chapurrea francés, se siente “europeo” y por eso ha votado sí. “Aunque ambas opciones son malas para Grecia, el sí y el no. He elegido el mal menor”, afirma el anciano, uno de los últimos votantes que le quedan al Pasok de Andreas Papandreu.

Bajo Papandreu creció Evi, de 41 años. Cajera de supermerca­do, se considera “de clase media, esa misma que quieren aniquilar”. También votó años al Pasok y a Nueva Democracia, los dos partidos que se alternaron en el poder desde 1974. Hoy es de Syriza, co- mo su hija Dimitra y su sobrina Anna. Han marcado la casilla del no. “Yo no sé de economía, pero funciono con la ética. Y cómo nos están tratando desde Europa no me parece ético”, opina Anna, que estudia para ser directora de orquesta. El curso que viene irá a estudiar a Nebraska.

Si esto fuera un referéndum sobre el euro o el dracma, ¿qué hubieran votado? -Yo por el euro –dice Dimitra. -Pero tú no sabes de economía- le espeta su prima.

-Sé que sin el euro nos quedaremos solos.

-Queremos quedarnos en el euro –tercia la madre-. Pero sólo si nos tratan con igualdad.

En el mismo colegio vota Maria Kawakaki, de 51 años, con su hija Eleni. Son de Nueva Democracia y la crisis no las ha movido. “Nuestro trabajo depende de Europa. Nuestra tienda de antigüedad­es lleva una semana cerrada por culpa del corralito”, se queja Maria. No podrá ir de vacaciones al Peloponeso. “No quiero ni pesar qué pasará si gana el no. El clima en Europa es muy negativo y no se lo tomarán bien. Si no llegamos a un acuerdo rápido tendremos un problema enorme. Sin bancos no podemos hacer nada”.

La división planea también en Agios Panteleimo­nas, barrio popular del centro de Atenas con muchos inmigrante­s y ataques racistas. El partido neonazi Aurora Dorada obtuvo aquí sus mejores resultados. “Es la única oportunida­d que nos han dado a los griegos para resistir y no la voy a desaprovec­har”, dice una señora mayor que no quiere dar su nombre. “Yo también estoy muy enfadada pero no quiero votar con los sentimient­os”, interrumpe Vicky

Lavrivil, de 61 años. “No deberíamos haber entrado en el euro pero volver al dracma ahora sería un desastre. Venezuela tiene petróleo, Argentina tiene carne. Grecia no tiene nada que vender”. Para Vicky hay un culpable: “los sindicalis­tas”. “Antes estaban en Pasok y ahora en Syriza. Pero son los mismos. Gente que durante años, en lugar de trabajar para el país, se han aferrado a sus privilegio­s. Soy cantante lírica, he trabajado festivos y largas jornadas, y siempre he cobrado mucho menos que los funcionari­os que estaban dos pisos más arriba. Eran todos unos recomendad­os, colocados a dedo. Como las mujeres de la limpieza de las que tanto se habla”.

A Yanis Kalliontzi­s, investiga- dor de 33 años, le preocupa la radicaliza­ción que ha provocado el referéndum. “Ha creado fanatismo a ambos lados”. “He votado sí, pero no quiere decir sí a la austeridad. Es un sí a la UE. Todos los griegos hubieran querido votar no”, dice.

Delante de la iglesia de San Pantaleón, pasean tres árabes. “¿Los griegos votan hoy?”, se sorprende Wael. Hace 15 días que llegó en patera desde Turquía, en un bote hinchable. Vienen del campo palestino de Yarmuk, en Damasco. “No hay trabajo, no hay dinero y todo es muy caro. Vida mala aquí”, dice en un inglés precario Mohamed. “Pero al menos no hay bum, bum, bum –añade haciendo el gesto de un bombardeo-. Aquí es mejor”.

 ?? MILOS BICANSKI / GETTY ?? Recuento de votos
MILOS BICANSKI / GETTY Recuento de votos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain