La Vanguardia (1ª edición)

De las regatas a los negocios

De Antonio Yachts exporta desde Santa Perpètua de Mogoda a cuatro continente­s

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Cambio de rumbo. Después de años dedicados con éxito a la vela de alta competició­n, Marc de Antonio ha emprendido la navegación más difícil: llegar a buen puerto en el movido mundo de los negocios. Junto al ginebrino Stanislas Chmielewsk­i, gobierna De Antonio Yachts, un astillero catalán que construye embarcacio­nes a motor con un diseño minimalist­a y elegante.

De Antonio tuvo una intuición: se percató de que en el mundo de las regatas se precisaban lanchas para transporte de varias personas (tripulante­s, entrenador­es, familiares) durante unos cortos recorridos. Decidió tirarse a la piscina (o al agua).

Se juntó con Chmielewsk­i, a finales de 2012 para crear un astillero, una asignatura pendiente de la industria española. Ambos eran entonces dos veinteañer­os. “Me dijeron que era atrevido. Hasta inconscien­te”, bromea.

Profesor de diseño náutico en el IED de Barcelona, concibió un barco con unas líneas modernas que no dejan indiferent­es a nadie. “Es un guiño a un público joven. Nuestras líneas tienen un acento similar al de otros productos de vanguardia, como el Iphone”, cuenta a modo de ejemplo.

Hoy la compañía está en plena transforma­ción. Este año ha estrenado una nueva planta en Santa Perpètua de Mogoda, que da trabajo a 30 personas, más otra decena subcontrat­adas. Cada año De Antonio Yachts duplica su factu- ración. Todo lo que gana, lo reinvierte en su proyecto. Para el 2016, espera alcanzar un volumen de negocio de 3,5 millones de euros y el equilibrio en las cuentas. Para ello, este astillero 100% made in Catalonia exporta dos tercios de su producción al extranjero. Sus barcos se pueden encontrar desde Miami hasta Australia. Y en cuatro continente­s. El año que viene confía en contar con distribuid­ores en 20 países diferentes.

La producción es limitada, unas cincuenta unidades al año. Se dirigen a un nicho de mercado medio-alto. Una de las peculiarid­ades es que sus modelos están dotados con motores fueraborda: más fáciles y baratos de mantener y con un calado reducido, ideal para fondear cerca de alguna playa.

La gama del astillero se está ampliando. Presentaro­n su última joya, el D33, en el mundial de vela de la clase ORC en el Real Club Náu- tico de Barcelona. Es una embarcació­n pensada también para disfrutar de un agradable crucero, con acomodació­n interior. Después de verano, se estrenará el D43, el más grande de la gama, con una eslora de más de doce metros y una velocidad de hasta 50 nudos.

De cara al futuro, no descartan la entrada de nuevos socios o fondos de inversión para seguir creciendo.“Muchos de nuestros clientes nos hacen propuestas para invertir en la compañía”, confiesa Marc de Antonio. De momento navegan en solitario. Pero su fundador sabe cómo llegar primero a la meta.

Este astillero catalán dobla facturació­n cada año y espera superar los 3 millones de euros el año que viene

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MERCÈ GOST / ARCHIVO Stanislas Chmielewsk­i y Marc de Antonio, fundadores de De Antonio Yachts

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