La Vanguardia (1ª edición)

El muro de Huy, un nuevo calvario

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“El Tour ya no puede permitirse que un velocista gane cuatro etapas seguidas. Los tiempos han cambiado, es la era del zapping, hay que ofrecer novedades constantes”. Lo dice Christian Prudhomme, el director del Tour. Y para llevar a cabo su nueva estrategia ha planteado una carrera sin respiro y con escenarios distintos a diario. El sábado, una contrarrel­oj individual. Ayer un día de viento y hoy llega el turno de un final eléctrico: el muro de Huy. “La clave es estar bien situado al pie de la ascensión”, comenta Purito Rodríguez, ganador en Huy, en la Flecha Valona, en 2012. Porque este final, inédito en la historia del Tour, es una cita ineludible de las clásicas valonas. En Huy se decide el ganador de la Flecha. Y en los últimos tiempos es un territorio de bandera española porque después de Purito en Huy han ganado Dani Moreno (2013) y Alejandro Valverde (2014 y 2015). La tercera etapa del Tour incluye en total cuatro puertos puntuables, de poca monta, que permitirán otorgar el primer maillot a topos de este año porque por el momento no se ha escalado nada digno de valoración. Y luego, el muro de Huy, un tercera, oficialmen­te denominado Chemin des Chapelles porque en realidad esta subida violenta de apenas 1,3 kilómetros (desnivel medio del 9,6% por ciento y una curva tremenda del 19%) no es más que eso, una ascensión de peregrinos que se detienen para descansar y orar en las siete capillas diseminada­s por el recorrido hasta llegar a la cima, donde se halla la iglesia dedicada a la virgen de La Sarte. Cuenta la leyenda que en 1621 una joven encontró aquí una estatuilla de la virgen y se hicieron realidad algunos milagros, lo que convirtió la zona en lugar de peregrinaj­e. También ciclista. El calvario de Huy espera a los participan­tes en el Tour de Francia.

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