Últimos escollos para el pacto nuclear con Irán
Teherán exige que la ONU levante el embargo de armas
El plazo para alcanzar un acuerdo vence hoy, pero se prevé otra prórroga de 48 horas
Cuando los alpinistas atacan la cima están más cerca que nunca, pero falta lo más difícil y también lo más arriesgado. Así es como vienen a describir la situación de las conversaciones para el pacto nuclear con Irán miembros de las delegaciones de las grandes potencias que participan en las conversaciones de Viena. Con un plazo que vence esta medianoche, todo apunta a que el reloj volverá a pararse, pero no más allá del jueves.
El presidente Obama necesita presentar al Congreso la propuesta de acuerdo nuclear con Irán no más tarde del jueves 9 de julio, de lo contrario el periodo de ratificación de 30 días se multiplicaría por dos al coincidir con las vacaciones de verano del legislativo y en dos meses podría pasar de todo con un acuerdo que genera rechazo en la mayoría republicana, en el gobierno israelí y en las monarquías del Golfo aliadas de Estados Unidos.
“El acuerdo está mas cerca que nunca”, coincidieron en afirmar el secretario de Estado, John Kerry, y el ministro iraní de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, pero Kerry añadió todas las cautelas: “Podemos llegar a un acuerdo esta semana si en el tiempo que nos queda por delante se adoptan decisiones difíciles, y si no, no habrá acuerdo”.
Las diferencias siguen siendo sobre las reservas de uranio enriquecido, el ritmo del levantamiento de las sanciones económicas a Irán y la libertad de los inspectores de las Naciones Unidos para verificar el cumplimiento del acuerdo en instalaciones militares iraníes.
La delegación iraní insiste en que las sanciones económicas deben levantarse todas inmediatamente en el momento de firmarse el acuerdo, mientras que el G5+1 pretende levantarlas progresivamente a medida que se verifica el desmantelamiento de la infraestructura nuclear. Y en el último tramo,, Irán exige el levantamiento del embargo de armas convencionales y misiles balísticos a Irán, a lo que se niega en redondo EE.UU. por temor a que ello redunde en el rearme de los aliados de la república islámica en la región y adversarios de EE.UU., es decir, el régimen sirio de Bashar el Asad, los rebeldes hutís en Yemen y Hizbolá en Líbano.
Pero el acuerdo para que la república islámica de los ayatolás renuncie a fabricar la bomba atómica es un objetivo principal de la política exterior del presidente Obama, que cuenta también con influyentes sectores partidarios de evitar una escalada armamentística en Oriente Medio que supondría una grave amenaza para el conjunto del planeta. La Fundación Rockefeller figura entre los patrocinadores de The Iran Project, una suerte de think tank en el que participan diplomáticos, ex altos cargos de la administración y expertos en relaciones internacionales que han destacado por su intensa actividad en favor del acercamiento entre Estados Unidos e Irán y la no proliferación de armas nucleares.
El ministro de Exteriores de la República Popular China, Wang Yi, aseguró por su parte que “el acuerdo global está a nuestro alcance”, pero insinuando que es a Estados Unidos e Irán a quien corresponde superar los obstáculos pendientes. De hecho, los países del G5+1, es decir, Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania trabajan ya en el redactado del comunicado del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que debe anunciar el acuerdo.