La Vanguardia (1ª edición)

Los yihadistas nigerianos convierten el Ramadán en un mes de masacres

- XAVIER ALDEKOA Johannesbu­rgo. Correspons­al

Poco después de terminar el ayuno diario del Ramadán, empezó el horror. Dos atentados casi simultáneo­s el domingo por la tarde en la ciudad de Jos, en el centro de Nigeria, acabaron con la vida de al menos 51 personas y provocaron 67 heridos. Aunque Jos no está el noreste del país, bastión de Boko Haram, todas las miradas apuntan a la banda fundamenta­lista. Horas antes, milicianos islamistas habían iniciado su particular domingo sangriento: una mujer suicida se inmoló en una iglesia de Potiskum y mató a seis personas y, más al norte, otro grupo atacó varias aldeas, donde asesinaron a nueve personas, quemaron 32 iglesias y 300 casas. Con los 66 muertos del domingo, suman más de 300 las víctimas en la última semana a manos de Boko Haram, cuyo nombre en lengua hausa se traduce como la educación occidental es pecado. Se trata de la peor ola de asesinatos de los yihadistas nigerianos desde que está en el poder el presidente Mohammadu Buhari, quien tras ganar las elecciones de marzo prometió “aplastar” a la banda extremista.

Los atentados de Jos tuvieron un mensaje para quien supo leerlo. En uno de los ataques, los yihadistas hicieron explotar una bom- ba el restaurant­e Shagalinku, repleto en ese momento tras el fin diario del ayuno del Ramadán. En el otro, varios hombres armados dispararon sobre los fieles que rezaban en una mezquita de la ciudad. Tras descargar su kalashniko­v, uno de los terrorista­s hizo explotar su cinturón bomba. Según los presentes, el objetivo de los criminales era el jeque Muhammad Sani Yahya Jinjir, que sobrevivió al ataque, y está considerad­o uno de los imanes más moderados de la ciudad. El líder musulmán escribió el libro Boko Halal (que podría traducirse como La educación occidental está permitida), donde critica abiertamen­te a la banda yihadista. Para Boko Haram, quien no acata su visión radical de la charia, incluidos los musulmanes moderados, merece morir.

Según varios expertos, el juramento de fidelidad de la banda al Estado Islámico en marzo —entonces se rebautizar­on como Provincia del Estado Islámico en África Occidental— podría estar detrás de la semana más brutal de la banda de los últimos meses. Hace unos días, el Estado Islámico llamó a convertir el Ramadán en “un mes de desastres para los infieles”. Desde entonces, y tras semanas de derrotas militares ante una coalición militar regional liderada por Chad, Boko Haram se ha revuelto con atentados prácticame­nte diarios en el país.

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