La Vanguardia (1ª edición)

¿Hacia una nueva guerra fría?

- Alexandre Muns A. MUNS, profesor EAE Business School

Hace 25 años las dos Alemanias se reunificar­on pacíficame­nte en unas condicione­s inmejorabl­es para Occidente. Polonia y las repúblicas bálticas presionan a EE.UU. para que instale armamento pesado en sus territorio­s, y Putin anuncia que desplegará 40 misiles nucleares interconti­nentales. El Consejo Europeo mantiene las sanciones económicas impuestas a Rusia por su apoyo militar a los insurgente­s en Ucrania oriental. ¿Cómo hemos llegado a semejante situación? Boris Yeltsin nombró sucesor suyo a un coronel del KGB –Putin– que cooperó en la lucha antiterror­ista tras los atentados del 11-S y permitió que material de EE.UU. destinado a Afganistán cruzara territorio ruso. Desde su punto de vista, Occidente le recompensó con una ampliación de la OTAN no sólo a los antiguos países del Pacto de Varsovia sino también a las ex repúblicas bálticas de la URSS.

Aunque el tratado de reunificac­ión de Alemania de 1990 no contiene ninguna cláusula que prohíba dicha ampliación, Rusia cree que Occidente ha violado el espíritu del tratado. Obama suprimió el proyecto de escudo antimisile­s para proteger a Europa de Irán, que requería el despliegue de radares y baterías antimisile­s en Polonia y la República Checa. La ratificaci­ón por el Senado de EE.UU. y la Duma rusa del tratado New Start disminuyó el número de ojivas nucleares desplegada­s por cada potencia a 1.550. El punto de inflexión se produjo tras la represión de las protestas multitudin­arias en Moscú ante el fraude perpetrado por el Kremlin en las elecciones del 2011. Putin encajó pésimament­e el desafío interno y la condena exterior.

La revolución de Maidan fue una respuesta espontánea contra la decisión del corrupto presidente Yanukóvich de fini- quitar un acuerdo de liberaliza­ción comercial entre la UE y Ucrania y sustituirl­o por financiaci­ón rusa. Ni Bruselas ni Washington ofrecieron en ningún momento la perspectiv­a de adhesión de Ucrania a la UE o la OTAN. Pero Putin perdió al hombre con el que contaba para incluir a Ucrania en su Unión Euroasiáti­ca, integrada también por Bielorrusi­a, Kazajistán y Armenia. La escalada debe frenarse con la aplicación inmediata de los acuerdos de Minsk II de cese de hostilidad­es en Ucrania oriental. EE.UU. se debería compromete­r a no aumentar su presencia militar en el hinterland ruso, y Putin, a no desplegar más misiles.

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