La Vanguardia (1ª edición)

‘Stop the show’

- FERMÍ PUIG F. PUIG, cocinero, presentó Ferran Adrià a Juli Soler

Hoy el mundo de la gastronomí­a se viste de luto: ha muerto un grande entre los grandes. Lisa y llanamente. Las élites de la hostelería, los nombres propios de la gastronomí­a internacio­nal sabían perfectame­nte de quién hablaban cuando se mencionaba a Juli, y todo el mundo también sabía, aquí y allá, que Juli Soler había sido un hombre decisivo para entender el porqué de todas las cosas.

Permítanme que les haga un pequeño resumen para captar su importanci­a.

Miren, los grandes restaurant­es se sabe que lo son a primera vista; se huelen sin tener que consultar ningún libro de estilo, y siempre mucho antes de sentarse a la mesa. Sin haber probado nada, ya te das cuenta de que hay algo indescript­ible en el ambiente y en la acogida que te predispone positivame­nte. Este trabajo, el que te hace apostar sin ver las cartas, el que te hace intuir que todo está increíblem­ente organizado, mientras parece espontáneo, el que te deja entre- ver que pasarán cosas y que todas nua búsqueda de la excelencia. serán buenas, este trabajo que te Una obra tan formidable justilo explica todo sin haberte dicho fica y hace sobrero cualquier nada, este trabajo, como digo, es otro elogio. Somos muchos, mubuena parte del alma de un gran chísimos, quienes, a veces sin restaurant­e. Y este trabajo, en esdarnos cuenta de ello, hemos rete país, nadie lo ha hecho mejor cibido píldoras de su maestría. que Juli Soler. Lecciones recibidas sin voluntad

El Bulli, este maravillos­o icode ser impartidas. Muchos son no del arte de vivir, es también, y los profesiona­les de primer oren buena parte, producto de esa den en quienes dejó huella. La certeza de estar cerca de alguien que merecía ser escuchado. Una voz autorizada. Uno grande entre los grandes.

Hoy, día de San Fermín, a las 9 en punto, como cada año, me hubiera llamado, como hacía con todos sus amigos, para cantarme la canción de cumpleaños. El fallecimie­nto de Juli Soler nos golpea en todos los suyos próximos. Atrapados por el dolor, buscamos en los recuerdos la ayuda de una sonrisa que nos amortigüe un poco la tristeza. Pero, en el mundo de los sentimient­os, cada uno lo revive en la intimidad.

En cambio, la trascenden­cia pública de su legado, la considerac­ión internacio­nal de su figura y la valía profesiona­l de Juli Soler merecen ser explicadas, reconocida­s y admiradas. Porque todo el mundo lo ha de saber: se ha ido un grande entre los grandes.

El genio de Ferran Adrià encontró en el genio de Juli Soler el mejor conducto para desarrolla­rse

alma de Juli. El genio del gran Ferran Adrià encontró en el genio de Juli Soler el mejor conducto para desarrolla­rse, y, para todos aquellos que lo hemos querido y que nos enorgullec­emos de que un restaurant­e como El Bulli haya existido, este reconocimi­ento no es sino la constataci­ón de una evidencia, y muy especialme­nte, que ocurriera porque la grandeza y el talento se encontraro­n al servicio de una misma y noble causa: la conti-

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