Patadón continental
El prestigio acumulado por Messi se cuestiona sólo en su país
Lionel Messi está atrapado. Cerró su temporada con el Barça de forma gloriosa, encumbrado por la afición, ganador de los tres títulos grandes y reconocido por la prensa mundial como el próximo Balón de Oro sin discusión, pero se fue con su selección para tratar de ganar la Copa América, no lo hizo, y vuelve a sentirse un incomprendido en su país, del que se fue con 13 años pero del que nunca ha renegado. El partido definitivo contra Chile se diputó el 4 de julio, casi un mes después de la final de la Champions de Berlín, demasiado tiempo entre ambas citas como para mantener el cuerpo y la mente al límite del esfuerzo. Y con un agravante: si en el Barça, aún siendo el líder sin discusión, puede repartir el peso de la responsabilidad con Neymar, Suárez, Iniesta, Piqué, Busquets y compañía, en Argentina siempre da la sensación de que todo el entramado es sostenido por él. El patrón de juego de la albiceleste es inconsistente y gira como una veleta movida por un tifón, el relevo de Gerardo Martino por Alejandro Sabella no ha provocado cambios sustanciales ni mejorado la definición de una idea clara sobre la que trabajar. En realidad, urge a todas luces un parón provisional del crack para oxigenarse, quizás para que la Argentina que no le valora saboree la sensación de echarle de menos, pero la opción, aunque haya planeado por la cabeza de los Messi, no se contempla, causaría probablemente un escándalo nacional.
El editorial del diario Olé, la cabecera deportiva que manda en Argentina, era ayer de una gran dureza. “El equipo no dio la talla en otra final. Principalmente el capitán Messi, que deambuló por la cancha”, firmaba el director del rotativo, Leo Farinella. Y proseguía con un párrafo demoledor: “Está mal puesta la cinta de capitán. Terminemos con esto. El mejor jugador del mundo no nos representa en los momentos importantes. Su actuación fue, directamente, indignante. Hay veces que se puede jugar bien, otras no. Pero nunca puede uno caminar y caminar ausente mientras los compañeros se pelan el traste. Ser el mejor no sólo da derechos. También, obligaciones”.
Leo Messi se encuentra ya de vacaciones junto a su familia, “destruido” anímicamente según explicaba Mascherano y magu- llado físicamente después de que las sucesivas defensas rivales de la Copa América le golpeasen sin la protección arbitral necesaria. La salvaje patada de Medel en la boca del estómago del diez es una de las imágenes que deja esta competición.
Ayer Leo Messi envió un breve mensaje en las redes sociales: “No hay nada más doloroso en el fútbol que perder una final, pero no quiero que pase más tiempo sin darles las gracias a todos los que nos apoyaron siempre”.
Una de esas voces amigas llegó en forma de alegato firmado por el exjugador Ariel Burrito Ortega. Entre otras muchas cosas, decía: “Cómo le voy a decir ‘pecho frío’ a un tipo que con 11 años se fue a Europa con la responsabilidad de cargar con el futuro suyo y de su familia en sus espaldas”.
El diario ‘Olé’ pide que le quiten el brazalete. “No hay nada más doloroso que perder una final”, dice Leo Una breve renuncia a la selección, aunque fuera para descansar, causaría un escándalo nacional