“La puerta sigue abierta para Grecia, pero queda poco tiempo”
Escuchamos y respetamos la voz del pueblo griego, la puerta está abierta, pero ahora es el momento de nuevas propuestas griegas y no queda mucho tiempo. Esto lo dijo François Hollande en la breve declaración conjunta con Angela Merkel realizada ayer en el Elíseo. Era la primera tras el referéndum griego del domingo. Además, Merkel añadió que en el euro hay otros 18 países implicados unidos en la última y “muy generosa” propuesta del Eurogrupo y que “eso también es democracia”.
Tras la declaración, cena de los dos mandatarios en el Elíseo. Ambiente de última cena con musaka griega en el menú, pero hay que disimular. Con Francia plenamente sometida, la gran cuestión política pendiente para Merkel y Hollande es que la expulsión griega del euro parezca responsabilidad de Atenas. El “hicimos todo lo posible por evitarla” es estéticamente importante, para borrar el dato central de este tercer referéndum en diez años que ignora la soberanía nacional. El cáncer de la UE.
Con un apoyo superior al 60% (36% en enero) y habiendo solta- do el lastre de Varufakis, previamente expulsado de la reunión del Eurogrupo el 27 de junio, Tsipras puede ahora girar más a la derecha y hacer más concesiones, cubriéndose en el reconocimiento del FMI que reconoce la necesidad de una renegociación y de un tercer paquete, pero probablemente será inútil. Su nuevo ministro de economía es más euroescéptico que Varufakis. Cuestión de semanas.
En Berlín, el Gobierno alemán ya dio a entender por la mañana que, tras el resultado del referéndum, no habría un tercer rescate así como así. “No se dan las condiciones para las negociaciones de
Alemania intenta que la posible expulsión griega parezca culpa de Atenas La industria y la banca germanas ven el ‘Grexit’ como algo inminente
un nuevo programa de ayuda”, dijo en rueda de prensa Steffen Seibert, portavoz de Merkel. Sin embargo, “la puerta a las conversaciones sigue siempre abierta”, concedió Seibert. Al poco, trascendió que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, había hablado por teléfono con Merkel, anunciándole que hoy presentará una nueva propuesta al Eurogrupo. “Grecia está en la eurozona, y está en manos de Grecia y de su Gobierno que esto pueda seguir siendo así”, afirmó Seibert.
Cualquier nuevo rescate a Grecia debe superar una votación en el Bundestag (cámara baja), como ayuda enmarcada en el Meca- nismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Durante estos cinco años de altibajos en la crisis de la deuda griega, Merkel ha bregado con reticencias en su propio partido, la democristiana CDU, y en su ala bávara, la socialcristiana CSU. Algunos diputados de ambas formaciones votaron en contra de los dos primeros rescates, y el segundo fue aprobado gracias a los socialdemócratas del SPD. Así que afrontar una votación en el Bundestag no es lo más apetecible para Merkel, mientras en la industria y la banca alemanas crecen las voces que ven un Grexit como algo no sólo probable, sino incluso inminente.