La Vanguardia (1ª edición)

El ministro más odiado del Eurogrupo

Varufakis presenta su dimisión como titular de Finanzas del Gobierno griego para “facilitar la negociació­n” con Europa

- Bruselas / Atenas BEATRIZ NAVARRO GEMMA SAURA

Qué espera del ministro Varufakis en la reunión de hoy?”, preguntó la prensa internacio­nal al ministro eslovaco de Finanzas, Peter Kazimir, antes del último Eurogrupo. “Que nos sermonee, como siempre. Es lo que suele hacer”, respondió sin tapujos. Hoy, cuando los ministros de Finanzas europeos se reúnan para evaluar las consecuenc­ias del triunfo del no en el referéndum griego, no lo tendrán enfrente como interlocut­or. A primera hora de la mañana de ayer presentó su dimisión. “Llevaré con orgullo el odio de los acreedores”, escribió en su blog, fiel hasta el final a su estilo provocador.

Su objetivo es “facilitar la negociació­n” con Europa después de que varios interlocut­ores europeos expresaran a Alexis Tsipras, el primer ministro, “cierta preferenci­a” por “su ausencia en las reuniones”, dijo. Varufakis ha sido uno de los miembros más breves del Eurogrupo, pero su paso ha sido cualquier cosa menos discreto. Y no sólo porque rompiera con las convencion­es estilístic­as del Eurogrupo. Nunca llegó a sus citas en Bruselas en moto, como hace en Atenas, ni con chupa de cuero, pero sí descorbata­do, con el cuello de la chaqueta para arriba y un look y andares más propios de pasarela de moda. El choque resultó ser más que estilístic­o.

Antes de meterse en política, Varufakis era un economista de prestigio, marxista liberal según su propia definición, amigo y colaborado­r de grandes autores estadounid­enses como James K. Galbraith y Jeffrey Sachs (a quien se trajo una vez a un Eurogrupo para que viera en directo cómo toma decisiones Europa). Su otra especialid­ad era la teoría de juegos. Y desde el primer día que pisó el Eurogrupo sus colegas tuvieron la sensación de que pensaba ponerlas en práctica con ellos.

Varufakis fue asesor económico del primer ministro socialista Yorgos Papandreu entre el 2004 y el 2006, pero se convirtió en feroz detractor de su política cuando estalló la crisis y comenzó la austeridad. “Es como intentar ordeñar una vaca mientras la matas de hambre”, decía en una entrevista con este diario en el 2010, en los años en que comenzó a ganar relevancia mediática por su ingenio y verbo afilado que tanto gusta a los periodista­s.

Aunque conocía sus bastidores, Varufakis nunca había estado en primera línea de la política hasta que Tsipras le fichó para las elecciones de enero. Sin estar ni siquiera afiliado a Syriza y recién llegado al mundo de la política, se convirtió en el candidato más votado, dejando muy por detrás a diputados y pesos pesados del partido. Aclamado por las bases, Varufakis era menos querido en Syriza, donde siempre ha sido visto con cierto recelo, casi como un intruso cuyo lenguaje y modos no encajan con la izquierda tradiciona­l griega. “A muchos no nos gusta su estilo. No es revolucion­ario, sino simplement­e un bocazas –admitía en marzo un miembro de Syriza a este diario–. Teníamos candidatos mejores dentro del partido para este cargo”.

El sermoneo del profesor Varufakis al que se refería el ministro eslovaco es algo que el Eurogrupo llevaban mal. Nunca se había visto que un colega viniera a darles clases de Economía y a decirles, además, que habían hecho casi todo mal hasta ahora y que es necesario hacer tá- bula rasa. “No venimos aquí a hablar de temas técnicos, sino de política, en el sentido más noble de la palabra”, le avisó el francés Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos a primeros de febrero, cuando ya se veía que el diálogo entre las partes no era posible.

Sus ruedas de prensa con su colega alemán, Wolfgang Schaüble, y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselblo­em, son las más parecidas a un duelo del Oeste en la historia de la zona euro. Cuando el alemán su- girió que sólo se habían puesto de acuerdo en que estaban en desacuerdo, Varufakis puntualizó en que ni siquiera habían acordado eso. El duelo con Dijsselblo­em no fue de menor voltaje; el holandés, que viajó a Atenas tras la victoria de Syriza para tratar de negociar, estuvo a punto de irse sin despedirse de su colega griego. Sus modos poco diplomátic­os lograron enfadar en pocos días incluso a Italia, uno de sus pocos aliados potenciale­s en Europa, al desvelar Varufakis conversaci­ones privadas con su ministro de Finanzas sobre el delicado estado de las cuentas de su país.

“Soy un ministro de Finanzas extraño porque digo la verdad. Sean tolerantes con mi tendencia a no mentir”, lanzó a los correspons­ales en Bruselas a finales de febrero. Pero si duras eran sus intervenci­ones a puerta cerrada en el Eurogrupo (no muy distintas, parece, a las que luego repetía ante la prensa) más inconvenie­ntes a nivel europeo han sido aún los comentario­s de su Gobierno desde Atenas sobre el papel de Europa en la crisis griega, útiles sin embargo desde la óptica de la política nacional. “Lo que hacen con Grecia tiene un nombre: terrorismo”, dijo a El Mundo este domingo. Del Fondo Monetario Internacio­nal Tsipras dijo que tiene “una responsabi­lidad criminal” en la situación de Grecia, comentario sobre el que su jefa, Christine Lagarde, pidió explicacio­nes a Varufakis.

La tensión estalló en el Eurogrupo informal celebrado en Riga a finales de abril. Con lenguaje más di- plomático del que publicaron algunos medios, la zona euro hizo saber al griego su hartazgo con las tácticas dilatorias de su Gobierno (el acuerdo debía estar cerrado para entonces) y el riesgo enorme que asumía con su apuesta a que la zona euro no dejaría caer a Grecia, por desacuerdo que hubiera con sus planteamie­ntos, porque con ella se hundiría también la moneda única. Tsi- pras reaccionó y cambio el equipo negociador con Bruselas para que Varufakis tuviera un papel menos visible, de ahí que en Syriza aseguren que su dimisión no es una novedad y que ya hace meses estaba apartado de las conversaci­ones, que quedaron en manos de Tsipras, Yanis Dragasakis y Euclid Tsakalotos. Este último será su sucesor.

Profesor de Economía de 55 años, formado en Oxford, Tsakalotos suscita más consenso en Syriza. “Es un hombre muy preparado, con muy buena educación, pero también es un militante de la calle. Eso es importante para nosotros”, explican en Syriza. Es un hombre de partido, que ha formado parte del equipo económico de Synaspismo­s (el embrión de Syriza) desde que regresó del Reino Unido hace un decenio. “Es más reflexivo que Varufakis, que es un tipo majo pero ha cometido muchos errores y ha hecho muchas afirmacion­es contradict­orias que no han ayudado nada a la negociació­n. No es un político y no era la persona adecuada para este cargo, quizás puede continuar como consejero económico, pero no en primera línea”, dice una de esas voces críticas.

La dimisión de Varufakis, en un gesto de conciliaci­ón hacia los socios europeos, era un rumor hace unos meses, semanas, incluso días. Pero nadie esperaba que fuera ahoras después del referéndum, una apuesta que él y Tsipras habían defendido a capa y espada con todos los poderes europeos en contra y que ha sido respaldada masivament­e por el pueblo griego. “En realidad, Varufakis se va como un héroe, aclamado después de ganar el referéndum. Se va en la cúspide. Su editor ya está anunciando reedicione­s de su libro. Todo indica que su nueva carrera no ha hecho más que empezar”, señala la periodista Natasa Bastea. A estas alturas de la historia, fuentes comunitari­as en Bruselas describen como mero “detalle interesant­e” la retirada de Varufakis. Lo que cuenta es lo que su sucesor ponga hoy sobre la mesa.

“Llevaré el odio de los acreedores con orgullo”, escribió ayer en su blog Sus ruedas de prensa con Schäuble y Dijsselblo­em fueron un duelo del Oeste Su estilo y lenguaje suscitaron suspicacia­s en la izquierda tradiciona­l griega A estas alturas, lo que en Bruselas importa es lo que su sucesor ponga sobre la mesa

 ?? ALKIS KONSTANTIN­IDIS / REUTERS ?? Varufakis conduce su famosa moto y lleva de paquete a Euclid Tsakalotos, su sucesor como ministro de Finanzas
ALKIS KONSTANTIN­IDIS / REUTERS Varufakis conduce su famosa moto y lleva de paquete a Euclid Tsakalotos, su sucesor como ministro de Finanzas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain