El Rey: “La gran empresa que a todos nos pertenece y nos une es España”
Don Felipe viaja al País Vasco para entregar un premio al catalán José Ferrer
El viernes, el Rey recibió en la Zarzuela al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y ayer coincidió en Bilbao con el lehendakari, Iñigo Urkullu. De las palabras pronunciadas por don Felipe en el acto de entrega del premio Reino de España al empresario catalán José Ferrer, que tuvo lugar en la universidad de Deusto, en Bilbao, puede desprenderse la esencia de lo que don Felipe y Mas hablaron el pasado viernes: “la gran empresa que a todos nos pertenece y nos une, es España”.
Las especiales circunstancias coincidentes en el acto de ayer, convirtieron el reconocimiento al presidente de honor del Grupo Freixenet en el espacio apropiado para que, en el País Vasco y ante un representante del empresariado catalán, don Felipe aprovechara la ocasión para reiterar un mensaje que, partiendo de un reconocimiento a la singularidad de “tierras, personas, obras y sentimientos”, refuerza la necesidad de preservar el patrimonio común de todos los españoles. Ante el lehendakari, el ministro de Trabajo, Alfonso Alonso y, sobre todo, ante representantes del mundo económico, el Rey recordó el papel de los empresarios en la creación de empleo, base del Estado de bienestar que “debemos defender y mantener”. Pero para lograr avances en el progreso económico, “para alcanzar el éxito”, en palabras del Rey, es necesario tener un entorno institucional “en el que las autoridades se atengan, nos atengamos, en todo momento a nuestros respectivos deberes y obligaciones constitucionales, y en un marco que ofrezca seguridad jurídica, respeto a la ley, confianza y estabilidad”. De una cosa a otra, el Rey acabó alertando que la “seguri- dad jurídica y el respeto a la ley son básicos para generar confianza y estabilidad”.
El lehendakari Urkullu también aprovechó la ocasión para recordar, delante del Rey, la necesidad de abordar la reforma constitucional “desde los cimientos, la apertura al diálogo y la negociación, la disposición al acuerdo y el pacto”. Tras las audiencias que don Felipe mantendrá esta semana en la Zarzuela, con los presidentes de Cantabria, La Rioja Murcia, Aragón, Castilla y León, Islas Baleares y la ciudad autónoma de Ceuta, está previsto que sea el lehendakari Urkullu quien cierre la ronda de encuentros del Rey con los presidentes autonómicos antes del inicio de las vacaciones oficiales.
La intensidad del debate político no opacó, sin embargo, el reconocimiento que recibió José Ferrer. El premio Reino de España es una iniciativa conjunta de varios círculos empresariales y se concedió por primera vez, el año pasado, al empresario vasco Enrique Sendagorta, en un acto que se celebró en Madrid y que fue uno de los últimos que presidió el rey don Juan Carlos antes de su abdicación. Así lo recordó ayer don Felipe, quien anunció que la próxima edición del premio tendrá lugar en Barcelona.
Al entregar la distinción a José Ferrer Sala, a punto de cumplir 90 años, el Rey recordó su asistencia a la clausura de los actos por el centenario de la marca Freixenet: “Entonces puse de relieve la importancia de un gran proyecto empresarial que desde
El lehendakari Urkullu pide ante el Monarca que la reforma de la Constitución se aborde “desde los cimientos”
Catalunya ha llegado a ser identificado como un ejemplo del mejor espíritu emprendedor español.” Don Felipe concluyó sus palabras destacando el hecho de entregar en “esta querida tierra vasca” un premio a un “gran empresario catalán, que es, al mismo tiempo, un gran español”.
Don Felipe regresó a Madrid al mediodía para presidir por la tarde, en la Zarzuela, la Junta de Seguridad Nacional a la que asistieron el presidente, Mariano Rajoy, y la vicepresidenta,del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cinco ministros y representantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. La reunión propició el primer encuentro entre el Jefe del Estado y el presidente tras la audiencia del Rey a Mas que, según fuentes solventes, levantó algunas reticencias en la Moncloa. El Gobierno hubiera preferido que don Felipe se limitara a recibir a los presidentes autonómicos elegidos tras el 24-M, lo que hubiera excluido a Mas y también a Urkullu.