Liberados un bebé y una mujer explotada
Un proxeneta captó a la joven en Rumanía entablando con ella una falsa relación sentimental con el objetivo de prostituirla
Era obligada a prostituirse durante nueve horas sin descanso cada día bajo agresiones y coacciones por parte de su explotador; a realizar todas las tareas domésticas nada más salir del burdel y a vender cocaína entre sus clientes. Fue el pan de cada día durante cuatro años para una joven rumana que decidió denunciar el calvario que estaba sufriendo cuando sus captores empezaron a amenazarla con hacerle daño a su bebé, de ocho meses, si se negaba a prostituirse. Un correo electrónico que la víctima remitió a la Policía Nacional puso en alerta a los agentes que hace unos días liberaron a la madre y a la pequeña y detuvieron, a la salida del local de alterne cerca de Figueres donde la joven era explotada, al proxeneta, un hombre de nacionalidad rumana que ya ha ingresado en prisión. También han arrestado a dos hermanas del explotador que se encargaban de controlar las 24 horas del día a la víctima, que vivía aislada socialmente. Se les acusa de los delitos de pertenencia a grupo criminal, coacción, inducción a la prostitución y contra la salud pública.
Los orígenes de esta trágica historia hay que buscarlos seis años atrás cuando la víctima era todavía menor de edad. En Rumanía fue captada a través del método lover boy o falso amor, un engaño bastante frecuente en el país del Este utilizado por muchos proxenetas para hacerse con el servicio de las mujeres. El modus operandi siempre es el mismo: un joven carismático y apuesto actúa como si estuviera interesado en mantener una relación con la víctima, se gana la confianza de ella y de su familia, se convierte en su novio y luego le propone via- jar al extranjero con la promesa de una vida mejor. Y eso fue lo que ocurrió en este caso de la joven rumana, que tenía sólo 16 años cuando fue captada. Según la Policía Nacional, el hombre consiguió seducirla y entablar con ella una falsa relación sentimental con el único objetivo de explotarla sexualmente y lucrarse con ello . “La enamoró, le dijo que en Catalunya vivirían muy bien, que serían muy felices y tendrían una situación económica buena”, explica el portavoz del Cuerpo Nacional de Policía, Antonio Navarro. Recién cumplidos los 18 años la víctima emprendió el viaje por carretera desde Rumanía.
Una vez en Figueres, la joven pasó varios días recluida en un inmueble junto con algunos familiares del explotador, sin poder contactar con su familia en Rumanía ni salir sola a la calle ya que si lo hacía era agredida físicamente. Dos semanas después, comenzó su explotación sexual en un club de alterne de Hostalets de Llers, cerca de Figueres, sin que tuviera opción a negarse ya que era sometida a continuas agresiones y amenazas. La joven debía entregar al proxeneta todos los ingresos que obtenía con sus servicios sexuales para sufragar los gastos de alquiler del inmueble donde vivía el clan familiar que la tenía retenida y ella, así como la manutención de todos ellos. La joven relató a los agentes que durante los cuatro años que estuvo retenida había entregado más de 300.000 euros fruto de su explotación sexual.
El año pasado, la víctima se quedó embarazada de su proxeneta. A finales de octubre regresaron los dos a Rumanía, donde dio a luz, pero cuando la pequeña tenía sólo tres meses de vida volvieron a Catalunya, donde la mujer fue de nuevo explotada sexualmente. En los últimos meses la situación había empeorado porque utilizaban al bebé para coaccionar a la madre y forzarla a prostituirse. Según explica la policía, fue el miedo a la integridad de la menor lo que empujó a la joven a solicitar ayuda a través del correo que la Policía Nacional ha habilitado para luchar contra el tráfico de seres humanos.
La mujer contó a la policía que entregó más de 300.000 euros a su captor fruto de su explotación sexual