Identidad pisada
Autor y director: Wajdi Mouawad Lugar y fecha: Teatre Lliure (M) 17/19/VII/2015 Exiliado de Líbano desde su infancia, y después de vivir en Francia a lo largo de la adolescencia, Wajdi Mouawad es un respetado dramaturgo instalado en Quebec. En Catalunya se le conoce a raíz de la programación de las principales obras de la tetralogía – Le Sang des Promesses– que preparó para el Festival de Avinyó del 2009: Littoral, Incendies, Ciels... A través de estos títulos, entre otros, hemos conocido la obstinada voluntad de Mouawad de descubrir las raíces de los largos conflictos que sacudieron su país de origen.
Aquella parte de la familia que se trasladó con él al Quebec le ha inspirado un ciclo titulado Domestique, que se inició con Seuls y que ha continuado con Soeurs, espléndido espectáculo estrenado en el Grec. Interpretado por Annick Bergeron, Soeurs cuenta con valiosos y fundamentales complementos videográficos y sonoros. En Soeurs, Mouawad habla de Geneviève B., una abogada de éxito en la mediación de grandes conflictos, pero que se siente prisionera de un íntimo fracaso personal. La historia, dirigida por el mismo autor, presenta a la protagonista haciendo un viaje con su viejo vehículo, desde Montreal a Otawa, donde tiene que dictar una conferencia. El estado de ánimo de Geneviève seguramente sería otro si pudiera conducir a más de 25 kilómetros por hora, velocidad ridícula a causa de una gran tormenta de nieve. Cuando llega al Palace de Otawa, en la habitación 2121, se sorprende al comprobar que dispone de una nevera hablante, y que todos los servicios del hotel son automáticos. Ciudadana como es del Quebec, pide que se la atienda en francés, de acuerdo con la ley de bilingüismo vigente y ante la dificultad que tiene el establecimiento de cumplirla, está en este punto que a Geneviève le explota todo el disgusto acumulado y destroza todo lo que puede de la habitación. Por en medio de la destrucción circula una corriente de humor que desaparece en el momento que remite la ira.
Escondida en las entrañas de la cama destripada, la recopilación final de fracasos, frustraciones y desastres –la soledad, el deseo insatisfecho de una maternidad saludable, la tormenta del siglo, la identidad personal pisada– dan al largo desenlace una dimensión histórica que la lucidez de la protagonista querrá compartir con una amiga que la visita. El diálogo tiene lugar en una imagen videográfica de la habitación saqueada y el autor parece sugerir que la visitante es su hermana, Nayla Mouawad, testigo, como dice él mismo, de “la brutalidad del tiempo”.