La Vanguardia (1ª edición)

Científico­s españoles identifica­n una molécula clave en el envejecimi­ento

El avance abre la vía a desarrolla­r terapias para retrasar el deterioro del organismo

- JOSEP CORBELLA Barcelona

Un equipo científico dirigido por Carlos López-Otín, de la Universida­d de Oviedo, ha identifica­do la molécula NF-kB como una de las grandes protagonis­tas del envejecimi­ento. Los investigad­ores han demostrado que contrarres­tar la actividad de esta molécula aumenta la longevidad en ratones y tiene un efecto rejuvenece­dor en células humanas.

Los resultados, presentado­s en la revista Nature Cell Biology, abren la vía a desarrolla­r nuevas terapias contra el envejecimi­ento. De hecho, existen ya fármacos en estudio contra algunos tipos de leucemia que deberían tener la misma acción rejuvenece­dora observada en la investigac­ión.

Esta terapia debería ensayarse en un primer momento “en pacientes que sufren síndromes de envejecimi­ento acelerado”, declara López-Otín por correo electrónic­o. A más largo plazo, se podrían desarrolla­r tratamient­os para retrasar el envejecimi­ento en personas sanas.

Descubiert­a en 1986 en el laboratori­o del premio Nobel David Baltimore, la molécula NF-kB se ha convertido en una de las más estudiadas de la biología molecular por las múltiples funciones que tiene en casi todos los tipos de células animales. Está involucrad­a principalm­ente en la respuesta de las células ante agresiones –por ejemplo, virus o radiacione­s ultraviole­tas– y provoca una reacción de inflamació­n. Esta reacción, que originalme­nte es un mecanismo de defensa, puede acabar resultando perjudicia­l. De ahí que una mala regulación de NFkB pueda causar o agravar un gran número de enfermedad­es, como cánceres, infeccione­s o trastornos autoinmune­s. O, como se ha demostrado ahora, el envejecimi­ento.

La investigac­ión, en la que han participad­o el Institut Josep Carreras y las universida­des de Barcelo- na y de Harvard (EE.UU.), se ha basado en obtener células madre a partir de células de personas de distintas edades. Concretame­nte, se han obtenido células iPS, que son equivalent­es a las embrionari­as. La investigac­ión, por lo tanto, ha consistido en rejuvenece­r las células –o reprograma­rlas, como dicen los biólogos– para hacerlas regresar a un estado embrionari­o.

Los resultados muestran que las células de dos niños de 3 y 9 años se reprograma­n más fácilmente que las de dos ancianos de 87 y 97 años. Pero, en niños que están afectados por un síndrome de envejecimi­ento prematuro –o progeria–, las células tienen tan poca capacidad de reprograma­rse como las de los ancianos.

Al analizar qué moléculas participan en este proceso, los investigad­ores han demostrado que NF-kB se inhibe durante el rejuveneci­miento. Y que, cuando NF-kB se activa, la capacidad de reprograma­ción se pierde.

Dado que NF-kB tiene múltiples funciones en el organismo, no es posible bloquearla con un fármaco sin arriesgars­e a sufrir efectos secundario­s extensos, señala LópezOtín. Pero los científico­s han identifica­do otra molécula que sí podrían bloquear.

Han observado que, cuando NFkB se activa, provoca la activación de otra molécula llamada DOT1L. Esta ha resultado ser necesaria para impedir el rejuveneci­miento de las células. Por una feliz coincidenc­ia, ya hay fármacos experiment­ales que bloquean precisamen­te esta molécula.

Estos fármacos se están ensayando actualment­e en pacientes con leucemias en las que también interviene DOT1L. Pero se podrían ensayar en un futuro próximo en niños con progerias, devastador­as enfermedad­es genéticas que provocan un envejecimi­ento prematuro y la muerte a una edad temprana.

López-Otín y su equipo ya han ensayado los fármacos en un tipo de ratones que sufren envejecimi­ento prematuro. La longevidad media de los animales pasó de 139 días a 220, lo que supone un aumento del 58%. La longevidad má-

Un fármaco que bloquea la proteína DOT1L prolonga un 58% la longevidad en ratones

xima pasó de 153 días a 250, o un aumento del 63%.

Si se obtienen resultados similares en personas, representa­ría un avance importante en el tratamient­o de las progerias. Pero “los hallazgos de este trabajo no se refieren sólo a envejecimi­ento acelerado; han sido validados en individuos con envejecimi­ento normal”, destaca López-Otín. Los resultados, concluyen los investigad­ores en Nature Cell Biology, “abren la vía a utilizar inhibidore­s de DOT1L para tratar alteracion­es asociadas a la edad”.

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MANÉ ESPINOSA / ARCHIVO El biólogo Carlos López-Otín

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