AVE al paraíso
China apuesta por la red de trenes de alta velocidad para potenciar el crecimiento del turismo interior, como en Guilin
Un calor asfixiante. Un paisaje de ensueño. Y de repente, la lluvia.
Los turistas a bordo del crucero por el río Li aprovechan para descansar en el interior y repasar su obra fotográfica. El recorrido en barco de Guilin a Yangshuo es uno de los más bellos de China y todos han apurado al máximo sus cámaras, teléfonos, tabletas... Pero no tienen “la foto”.
En medio del chaparrón, el grueso del pasaje –turistas chinos, taiwaneses, coreanos…– sale en tromba al exterior. “Pero ¿qué hacen ahí dentro? ¡Es la foto!”, avisa uno de los guías. Y sí, lo es. Porque ningún ciudadano chino a bordo quiere perderse el preciado souvenir, esa selfie con el billete de 20 yuans en las manos y, de fondo, el mismísimo encuadre del paisaje que reproduce el reverso (Mao sigue al otro lado, claro).
La provincia de Guilin, en la región de Guangxi, es uno de los destinos favoritos del turista chino, el cuarto por detrás de Pekín, Shanghai y Xian. Con una población de 1.300 millones de personas, el progreso de las últimas décadas ha convertido a China en el primer país emisor de turismo del mundo (107 millones viajaron fuera de la China continental en el 2014) y ha disparado el turismo interior, que aporta ya un 4% al crecimiento del PIB del país.
El rápido crecimiento de las infraestructuras por todo el país ha contribuido a esa expansión del turismo. Nuevos aeropuertos, carreteras, ferries y, por supuesto, la amplia red de trenes de alta velocidad, están poniendo las cosas más fáciles a una clase media que también se desarrolla con rapidez. “Tenemos 11.725 kilómetros de AVE construidos y otros 12.000 más en construcción”, explica Zhang Zhiyun, director de la Oficina Nacional de Turismo de China en España. En Guilin al frente de una delegación española presente en la feria de turismo de esa ciudad, Zhang subraya la importancia de esa expansión de la red del AVE para el crecimiento del turismo y ofrece un dato que pone en perspectiva el esfuerzo inversor de Pekín en esta infraestructura: en el resto del mundo hay sólo 11.600 kilómetros de trenes de alta velocidad construidos y 4.800 en construcción.
El AVE llega a Guilin, y también a Yangshuo, surcando un paisaje inverosímil. Una extensión de pequeñas colinas recubiertas de vegetación, formaciones kársticas surgidas del mar que han tomado a menudo formas sorprendentes, como pensadas para espolear la imaginación humana. Aquí un caballo, allá un dragón, la corona de un rey… La bruma entre las montañas da el toque final a un paraje bellísimo. Y con indudable gancho para el turismo.
Pero ¿podrá resistir intacto la presión del turismo? Yangshuo, una ciudad de 300.000 habitantes, pequeña para los estándares chinos, se encuentra 60 kilómetros al sur de Guilin, en una zona de clima subtropical próxima a la frontera con Vietnam. Es el cen- tro de operaciones para explorar una especie de mundo perdido de esos que aún quedan, un paraíso natural que recibe ya 12 millones de turistas al año, 10 de ellos llegados de la propia China. Lo explica Lu Jing, vicepresidenta de Turismo de Yangshuo, satisfecha porque la cifra se ha triplicado respecto a los 4 millones de turis- tas recibidos en el 2005, pero consciente del reto que ese crecimiento comporta. “Contamos con 60.000 plazas hoteleras y estamos potenciando la creación de alojamientos rurales para dar cabida a toda la demanda. El mayor problema al que nos enfrentamos es el tratamiento de las aguas residuales, pero el Gobierno ha anunciado ya una gran inversión para solucionarlo”, señala. “Y seguimos muy de cerca –añade– el sistema de análisis de la Organización Mundial del Turismo (OMT) para controlar cuándo estamos llegando al tope anual de visitantes que podemos absorber”.
Chen Xiuying, Shelly para sus huéspedes, es una veterana del sector turístico de Yangshuo y probablemente la primera que aprendió el inglés. Suya es la primera casa rural de la zona, que abrió en los años 70, cuando llegaron los primeros extranjeros, y donde se instaló en el 2005 el primer centro de la OMT de China. A Shelly le gusta improvisar canciones de bienvenida para los turistas y mostrar un álbum de fotos repleto de visitas ilustres y de historia. “Es una de mis mejores ayudantes, aprendió inglés muy rápido e hizo carrera”, explica ante la imagen de una joven de cara avispada, peinada con una trenza y la vestimenta de otros tiempos, gorra y uniforme comunista.
Shelly tiene muy claro que el turismo ha sido un gran motor de progreso para Yangshuo y sus habitantes, y no sólo económico. “La llegada de extranjeros, la mayoría mochileros de Europa y Estados Unidos, nos abrió todo un mundo nuevo. No cambiaría mi experiencia por nada”.
Apertura al mundo, creación de empleo, consumo, desarrollo económico… Todo son ventajas, y sin embargo el visitante extranjero no puede evitar temer por el futuro del paraíso teniendo en mente los problemas que una excesiva presión turística comporta. Las propias autoridades chinas se han visto obligadas a admitirlo en el caso de una atracción turística muchísimo más popular, la Gran Muralla. Construida para frenar a los ejércitos enemigos, hoy son hordas de turistas las que la ocupan. Algunas partes de la muralla han sido pintadas con graffiti y según el Beijing Times, un 30% de la fortificación ha desaparecido como consecuencia de la erosión natural y de la presión humana de millones de visitantes al año.
Hoy por hoy, sin embargo, la apuesta por potenciar el crecimiento turístico de la zona de Guilin parece clara. La estación del AVE de Yangshuo estará lista a finales de año y el tren parará directamente allí. Todo va muy deprisa, tanto que uno puede encontrarse viajando por la provincia de Guilin con una flamante estación de AVE a la que se debe llegar siguiendo una pista de tierra. Habrá una carretera, pero no ha habido tiempo de acabarla aún. Frente al modernísimo y aséptico edificio de la estación, una decena de tenderetes improvisados ofrecen todo tipo de comida tradicional al viajero: el contraste no puede ser mayor.
Para algunos, de hecho, una mejora de las conexiones viarias es imprescindible para potenciar Guilin como un destino turístico mayor. Es la opinión de Tony Jiang, director general de Intertrips, la filial en España del turoperador Wenjing Global, mayorista especializada en viajes a China y desde China. Camino de las terrazas de arroz de Longsheng, otro de los puntos fuertes de Guilin, Jiang asegura que en cualquier caso el principal problema para la llegada de españoles sigue siendo la tardanza en la concesión de visados, entre cinco días y una semana. “Es el problema que dificulta la llegada de turistas chinos a España, porque optan antes por ir a Francia, Alemania o el Reino Unido, donde todo es más rápido”, explica. En reciprocidad, China también aplica esos 5-7 días de plazo para que los españoles obtengan su visado.
Longsheng, 100 kilómetros al
Guilin y Yangshuo, en la región de Guangxi, son destinos favoritos del turista chino “La llegada de los primeros extranjeros en los años setenta nos abrió al mundo” Las terrazas de arroz de Longsheng o un crucero por el río Li son un viaje al pasado Con escenografía de Zhang Yimou, es un espectáculo imprescindible
norte de la ciudad de Guilin, unas dos horas en autocar, es también un viaje al pasado, a la emoción del paisaje puro, esta vez formado por terrazas dibujadas en la montaña para el cultivo del arroz hace unos 700 años. Estamos a más de 1.000 metros de altitud y un teleférico construido hace sólo cinco años facilita la llegada a la cima para observar el escenario en todo su esplendor, aunque los puristas pueden optan por el ascenso a pie en otros puntos. El color de Longsheng, o Longji (el espinazo del dragón), pasa del blanco al azul, plata, amarillo,verde… dependiendo de la estación y lo convierte en una de las zonas turísticas más valoradas de China.
En la ruta hacia Longsheng, es parada obligada la visita a alguna de las aldeas de la etnia Yao, con sus mujeres de pelo larguísimo que recogen en complicados moños. La región de Guangxi tiene una gran diversidad étnico-lin- güística y las visitas a aldeas de las minorías son interesantes. Los Yao, Dong, Miao, Zhuang… son famosos por sus atuendos típicos y sus actuaciones musicales, que los turistas chinos valoran especialmente. Pero si hay una representación a destacar es la de Liu
San Jie (La tercera hermana Liu), en Yangshuo. Una maravilla basada en una leyenda de la etnia Zhuang, con una escenografía espectacular obra del renombrado director de cine Zhang Yimou. Música, luz y color al aire libre, con el paisaje como fondo natural y 600 actores y actrices en escena. No hay que perdérsela.