Fin de fiesta en Tàrrega
La Fira de Teatre al Carrer cierra con un leve aumento de entradas vendidas y de campistas
La Fira de Teatre al Carrer ha dicho adiós a una edición que cierra con un incremento en la venta de entradas, a pesar de coincidir con la multitudinaria manifestación en la Meridiana del 11 de septiembre.
La gran manifestación del pasado viernes en la avenida Meridiana de Barcelona no sólo creaba inquietud en los despachos de algunos políticos. También en la organización de la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega, que se inauguró justamente la noche del pasado jueves y para la que la peregrinación de manifestantes a Barcelona podía acabar suponiendo una caída importante de espectadores. Pero finalmente la sangre no ha llegado al río. La organización de la Fira, cuyo director artístico es Jordi Duran, hizo ayer por la tarde balance de estos cuatro días de certamen. Y aunque la percepción más generalizada haya sido de menos público que en otras ocasiones, especialmente el viernes, cuando doce autocares esperaban en la orilla del río Ondara para dejar la ciudad camino de la Meridiana, los datos objetivos disponibles desde luego indican que la feria ha superado bien el reto: han vendido 13.000 entradas, un 5% más que el año pasado, logrando un 85% de ocupación en los espectáculos de pago, y la zona de acampada, uno de los termómetros de la feria, ha alojado a 3.198 personas, casi un centenar más que en el 2014.
Para los responsables de la Fira de Teatre al Carrer la percepción de menos gente se debe sobre todo a que han decidido descentralizar las funciones para que no todo el mundo se concentre en el corazón de la ciudad y para que cada montaje se pueda ver en buenas condiciones. Y explican que en los últimos años la feria se está moviendo en torno a los 150.000 asistentes, con oscilaciones de unos pocos miles al alza o a la baja. Lo que seguro se ha movido al alza y mucho este año, recuerda Oriol Martí, director ejecutivo de la feria, es la asistencia de programadores en busca de espectáculos que llevar a sus teatros y festivales. El fenómeno se debe en buena parte a que Tàrrega ha acogido la celebración del encuentro internacional de artes de calle FreshStreet, lo que ha disparado hasta los 909, 120 más que el año anterior, los profesionales asistentes, pertenecientes a 535 entidades, 264 de ellas internacionales, lo que refuerza el papel principal de un evento que quiere ser una fiesta y un festival pero que es sobre todo una feria, un mercado estratégico para la proyección global de los creadores locales.
Unos creadores que este año han logrado unos cuantos éxitos gracias al programa de apoyo a la creación de la feria. El estreno del festival, siempre complicado, fue de una impactante potencia visual: Compra’m, de Insectotròpics, una compañía a la que el festival ha acompañado estos años y que presentó un gran viaje repleto de fascinantes imágenes a partir del mito de la caja de Pandora. Pero luego se han sucedido éxitos de otras de las obras apoyadas por Tàrrega. Empezando por la poética Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido, una unión de la compañía mexicana Vaca 35 y de la catalana TeatroDeCerca que se podrá ver en el teatro Villarroel de Barcelona y que es un paseo gastronómico y emotivo a partir de las celebraciones mexicanas en honor de los difuntos. Wasted ,de los leridanos Íntims, dirigida por Iván Morales, ha logrado también un gran éxito, como lo han conseguido La partida, de Vero Cendoya, que mezcla danza y fútbol, y la exploración de Carla Rovira del teatro que quieren ver –y hacer– los niños en Most of all, you’ve got to hide it from the chicks, en la que se abordan temas tabús con los más pequeños como el dolor.
El festival acoge el FreshStreet, encuentro internacional de 909 programadores de 535 entidades