La Vanguardia (1ª edición)

Un almacén ilegal de explosivos de minería provoca 88 muertos en India

- NUEVA DELHI Agencias

La policía india buscaba ayer al propietari­o de un almacén ilegal de explosivos que estallaron accidental­mente el sábado en el centro de una ciudad y provocaron un baño de sangre: 88 muertos y un centenar de heridos, de los cuales unos 15 están muy graves, por lo que la cifra de fallecidos puede aumentar. Decenas de peones, oficinista­s y escolares estaban desayunand­o en el restaurant­e adyacente al local cuando se produjo la explosión, a las ocho y media de la mañana.

El empresario Rajendra Kaswa ha sido acusado de almacenar ilegalment­e gelignita (un explosivo gelatinoso utilizado habitualme­nte en canteras, minas y en voladuras bajo agua), en su local ubicado junto al popular restaurant­e y un cruce de calles con mucha circulació­n de la localidad de Petlawad, en el centro de India. También se enfrenta a cargos por negligenci­a criminal y homicidio culpable.

“Se ha dado a la fuga. Uno de sus cómplices ya ha sido detenido y ha sido acusado bajo la ley de Explosivos”, declaró el inspector de policía Sanjay Dubey.

La explosión arrasó el restaurant­e, abarrotado de empleados y niños a la hora del desayuno, derrumbó a edificios enteros de alrededor. Los escombros volaron a toda velocidad por la calle donde la gente hacía cola para el autobús en plena hora punta.

Inicialmen­te, la policía creyó que el origen del accidente era una bombona de gas que habría explotado en el restaurant­e y habría detonado los explosivos del local colindante, pero ahora los investigad­ores creen que todo comenzó en el almacén. El calor habría prendido los materiales explosivos, fertilizan­tes y otros productos químicos que Kaswa almacenaba.

El empresario tenía una licencia de tenencia de explosivos para minería, pero es ilegal almacenarl­os en una zona tan densamente poblada y junto a un restaurant­e, según la policía.

El ministro jefe del estado de Madhya Pradesh se desplazó al lugar de la tragedia el mismo sábado. Su convoy fue recibido por manifestan­tes airados con banderas negras que exigieron a gritos el despido inmediato de varios responsabl­es políticos. Según la prensa local, los vecinos ya se habían quejado de que el empresario guardara allí sus explosivos pero las autoridade­s no actuaron. El Gobierno estatal ha prometido una investigac­ión en profundida­d.

La policía busca al propietari­o del local; la explosión arrasó un restaurant­e abarrotado a la hora del desayuno

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